Rivera, sábado 4 de mayo de 2024
El deportista estuvo en Rivera, donde brindó una clínica de básquetbol...

Esteban Batista comenzó a los 15 años y poco después debutaba en Atlanta Hawks de la NBA

Los chicos, los jóvenes lo rodearon, no le dejaron un centímetro libre para un pase ni para un tiro; la marca fue mucho más eficiente que la que le pudieron haber destinado en la NBA, donde Esteban Batista tuvo la felicidad de actuar como un verdadero crack del básquetbol uruguayo.
Ahí, frente a nosotros estaba un campeonísimo, un hombre que le ganó a la incredulidad de algunos cuando intentaba jugar al fútbol y fue rechazado por los clubes donde fue a probarse, incluso en Nacional porque había otros goleros mucho mejores.
A los quince años tomó el camino del básquetbol y lo abrazó con tal intensidad que llegó a ser el referente de estas últimas generaciones, un ejemplo a seguir y ahí estaba, frente a nosotros en el rectángulo del tricolor de calle Ceballos.
Claro que tuvimos que esperar mucho para que al fin pudiera atendernos y contarnos gran parte de sus historias, no en una cancha de básquetbol sino en la vida misma.
Cuando le pedimos una comparación de lo que estaba viviendo en el Club Nacional de Básquetbol con sus primeros pasos nos dijo que no tiene nada que ver: “Estos gurises tienen muchas más posibilidades que las que tuve yo en mis comienzos y solamente el tiempo dirá hasta donde pueden llegar”.
Y Esteban nos cuenta esos comienzos de su trayectoria, que no estaba relacionada con el básquetbol. “Como más del 90% de los chicos de este país sueñan con ser jugadores de fútbol, estuve en la selección del interior de San José. Fui a probarme como golero en Nacional y me echaron. Soy muy futbolero, me gusta, pero a los 15 años me fui a una cancha de básquetbol y ya no me fui más”.
“Hice los pasos muy lentos, pero tuve la suerte que hubo mucha gente que se preocupó por mí, me motivaron permanentemente, me ayudaron a crecer, me enseñaron y todo se fue dando a favor, con fuerza, sacrificio e interés, porque en definitiva había que enseñarme muchas cosas en poco tiempo”.
Nos dice que, a pesar de ser un soñador, tenía sentido común y nunca pensó en llegar a jugar partidos en la meca del básquetbol mundial. “Cuando empecé en el básquetbol en realidad tenía más chances de ser un jugador de fútbol en el Real Madrid que llegar a la NBA, pero se fueron dando pasos muy rápido”, cuenta.

“EL MEJOR DÍA DE MI VIDA DEPORTIVA”
Cierra sus ojos y recuerda, y sabemos que está pensando en el día que ingresó a jugar en el escenario mayor del básquetbol mundial.
Pero todo tiene un antecedente que lo lleva a ese objetivo porque todo comenzó precisamente el día de su cumpleaños número 24, un 2 de setiembre, cuando golpearon a su puerta y no fue para saludarlo sino para decirle que debía firmar un contrato por dos años con el Atlanta Hawks, y nueve días más tarde desembarcaba en Estados Unidos sin saber hablar inglés, pero con sus bolsos cargados de ilusiones celestes.
Pasaron casi dos meses para que pudiera debutar, ingresar por primera vez a jugar y dos temporadas inolvidables jugando poco más de setenta partidos. “Era el sueño de mi vida, fue el día más feliz a nivel deportivo”.

AHORA, HEBRAICA…
Hace pocos días se confirmó su pase a Hebraica y reconoce que ya no tiene la misma juventud que hace unos años, pero todavía tiene “un poco de cuerda para seguir disfrutando”.
No se ve como director técnico: “No me llama, lo que si me gusta es estar con los jóvenes, con los más chicos, ayudarlos, hablarles y desde ese rincón puedo ayudar mucho y con eso es con lo que me siento más identificado”.
No se considera un ídolo y solamente cumple con la tarea de llegar desde la otra punta del país a conversar con los que recién empiezan, “pero es algo lindo que se reúnan para pedirte una foto, una firma de una camiseta, estar contigo porque uno debe acordarse que también tuvo la edad de ellos y era así mismo. No sé lo que soy para ellos, pero estoy muy contento”.
Sencillo, tranquilo, seguro de sí mismo, este hombre con más de cien partidos defendiendo a la camiseta celeste mayor está pronto para encarar una nueva temporada en la Liga Uruguaya y a pesar de sus casi 38 años sabe que puede darle aún mucho más a nuestro básquetbol, dentro y fuera de la cancha.
Y al terminar la nota con un grande, ya hay muchos otros chicos que aprovecharon el momento para ir a buscar su camiseta y pedirle la firma o tomar el teléfono celular para una fotografía junto al ídolo, junto al único jugador uruguayo en la historia en llegar a la NBA.
Esteban además participó de las medallas de bronce en 2003, 2010 y 2016 en los sudamericanos, además del segundo lugar en 2004 y 2006, también en este tipo de torneos. En 2007 fue medalla de bronce en el Panamericano de Río de Janeiro.
Fue varias veces distinguido con la presencia en el equipo ideal, así como en el liderazgo en las tablas de rebotes y puntos en varias ocasiones. Su mejor participación individual fue en Las Vegas en 2007, donde en el FIBA Américas fue líder rebotero con casi 13 rebotes por juego y cuarto máximo goleador con 21 puntos por encuentro.
Esteban se fue, pero sus enseñanzas quedarán grabadas a fuego en cada uno de estos chicos y jóvenes riverenses que tuvieron la suerte de tenerlo al lado, hablándoles y guiando sus primeros pasos en el básquetbol, y no hay nada que indique que entre ellos no habrá uno o más, que dentro de unos años estén en un gimnasio de Estados Unidos practicando y jugando en un equipo de la National Basketball Association…

Deja un comentario