En noventa y cinco segundos Chris Namús terminó la pelea ante Brites
No concurrió todo el público que se esperaba pero de todas maneras hubo una presencia aceptable de aficionados convocados por la presencia de Chris Namús.
Poco a poco se fueron desarrollando las peleas amateur con triunfos de los riverenses, todos alumnos de la escuela Municipal de Boxeo.
Hasta que llegó el turno del “Zurdo” Cleffi quien representando a nuestro país subió al ring a enfrentar al brasileño Marislon Inacio Pereira da Silva.
Fue, sin duda alguna, el mejor combate y el uruguayo logró derrotar al norteño en el quinto round por knock out técnico decretado por el árbitro Víctor Cardozo ante una andanada de golpes de Fernando Cleffi.
Mientras se disputaban los primeros combates los aficionados comenzaron a llegar en un número bastante importante pero son colmar la expectativa.
En un clima de festejos más que de pelea, las dos boxeadoras subieron al ring.
Bastaron apenas 95 segundos de pelea para que Chris se llevara por delante a la paraguaya, con un golpe que ni siquiera fue certero ni eficaz, Victoriana Brites cayó y la pelea se terminó luego de la cuenta del árbitro.
Quedó una rara sensación, de alegría por la victoria de la uruguaya que contó con el aliento de la tribuna, pero a la vez de desazón y algo de tristeza porque no fue una pelea donde se pudiera observar la superioridad de Chris.
Apenas eso y nada más, sin tiempo siquiera para un comentario y la mayoría de ellos lo hizo el público que se alejó a los pocos minutos de haber ingresado.
Es más, cuando salíamos del gimnasio del Irajá, un grupo de personas pretendían ingresar para ver el combate… que ya había terminado.
Ahora vendrán otras rivales, mucho más fuertes y por una pelea por el título mundial y Chris, en realidad no está preparada para ello perdiendo la excelente oportunidad que se le ofrecía con esta lucha.
Sin despeinarse, sin desfigurar la cara y casi sin sudar, Chris volvió al vestuario con una alegría que trató de demostrar en todo momento pero, en realidad, debió haber vuelto muy triste, especialmente por quienes fueron hasta allí a presenciar una pelea que no se concretó.