El estadio cumplió con el objetivo de albergar a veinte mil aficionados
Así lo fue y hubo bastante más espectadores que eso, caso veinte mil personas en el estadio que lució hermoso, como los riverenses queremos verlo, con color, con gente, con cánticos, con orden, es lógico que la fiesta nunca es completa porque el noventa por cuento de los aficionados eran aurinegros y Peñarol no pudo ganarle al débil Tacuarembó.
La fiesta nunca puede ser completa porque además faltó el fútbol pero los aficionados riverenses, y de la región, pudieron presenciar un partido por puntos que duelen mucho, y mucho más después de conocer el resultado, y a sus ídolos, aunque estos no respondieron en la cancha.
Ya desde las primeras horas de la mañana del sábado hubo una “inundación” de camisetas y banderas aurinegras por las calles de Rivera.
Se instalaron en distintos puntos de nuestra ciudad y vivaron el nombre de la institución oro y carbón.
Pero en horas de la tarde comenzaron a llegar los rojiblancos y los primeros “encontronazos” se dieron en las inmediaciones del estadio pero sin mayores inconvenientes porque los rojiblancos aparecían como mucho más tranquilos.
Y la fiesta estuvo coronada por la entrega de una plaqueta recordatoria y una bandera de Rivera a Pablo, un verdadero embajador del fútbol riverense en el mundo.
Y luego llegó el reconocimiento de Peñarol a Walkir Silva, el abrazo interminable del Cacho con Fernando Morena como en agradecimiento a tantos centros que se levantaron desde la punta para que el “Potrillo” lograra una cantidad impresionante de goles.
Una camiseta con el nombre de Walkir en la espalda y el reconocimiento del Club Atlético Peñarol a uno de los jugadores que le dio la posibilidad de ganar una Intercontinental, contra el Aston Villa, en Japón.
El “cartero” riverense tuvo su momento de gloria, aunque faltó promoción porque ni siquiera los colegas de la televisión tenían conocimiento acerca del reconocimiento a Walkir Silva, y cuando comenzaron a transmitirlo se terminaban los abrazos entre Morena, Pablo y el Cacho.