Caer y levantarse parece ser el camino de nuestra celeste mayor
Comienzos tienen las cosas y la celeste mayor se ha puesto en marcha. No es novedad, porque todos los años sucede lo mismo, primero nos quejamos por el escaso tiempo de entrenamientos, porque el Campeonato Rivera termina muy tarde, porque hay muchos jugadores que le dan la espalda a la selección, porque los clubes no apoyan más allá de alguna cesión de escenario, de vez en cuando, y porque los dirigentes desde hace muchísimos años que no le aportan a la selección.
En este caso en particular, con un excelente trabajo previo organizado por Carlos Wallace, Sergio Correa, dirigentes neutrales y un gran equipo. Pero el equipo falló porque ya hay varios que no están.
Sin embargo el barco sigue andando, contra viento y marea, con decenas de inconvenientes pero que se siguen solucionando a diario.
El director técnico, en muy poco tiempo, ha demostrado que es hombre de trabajo. No pierde tiempo y ordena y aprovecha cada uno de los minutos que se tiene para entrenar.
En el caso de los jugadores, como siempre, algunos incondicionales siempre están, otros con problemas tratan de cumplir de la mejor manera porque todos sabemos que del fútbol no se puede vivir y con los viáticos que puede ofrecer la Liga, mucho menos. Otros, también, como siempre, le dan la espalda a la camiseta celeste y con ellos no se puede contar.
Pues bien y aún reconocimiento que nunca vamos a presentar nuestro mayor y mejor poderío, vamos con los que quieren defender a la selección y con ellos, que siempre van a contar con nuestro apoyo, a enfrentar una nueva instancia de la Copa Nacional.
Que otorgamos ventajas, que no vamos con lo mejor que tenemos, todos lo sabemos, pero nada ni nadie podrá privarnos de otorgarle nuestro voto de confianza a este cuerpo técnico que encabeza Kenny Núñez y al grupo de jugadores, que aún no se ha conformado definitivamente pero que se trata de celestes de muy buena ley.
Pues bien, vamos adelante con ellos y rememos juntos este barco en plena turbulencia.