Rivera, miércoles 4 de diciembre de 2024
Campeonato Rivera de Primera División:

Bola Ocho, por méritos propios, se metió en la final ante Peñarol

El próximo 22 de enero la institución cumplirá su noveno año de actividad en el fútbol riverense y ha alcanzado ya el privilegio de estar en una final. Y es que Bola Ocho derrotó a Lavalleja en la noche de ayer y confirmó su presencia en la final.
Poco importan al club las derivaciones de aquel partido ante Sarandí Universitario, cuando estaba a catorce minutos de haber quedado eliminado del campeonato porque hoy ha hecho méritos más que suficientes para estar entre los dos mejores.
Lo de anoche en el Estadio Municipal fue una casi perfecta planificación, porque si bien tuvo cuidados a sabiendas que tenía una ventaja relativa del empate a su favor, nunca desestimó la posibilidad de ofender.
Y el rival lo favoreció, y por varias razones. En primer término, porque a pesar del dominio ejercido en el primer tiempo, al menos hasta la expulsión de Víctor Ferreira, no tuvo remates al arco, salvo en tres oportunidades, dos de pelota quieta y la otra un remate de media distancia y todas por intermedio de João Fernando Pintos Santana.
En todas ellas está la otra clave de la ausencia de gol del decano y fueron las magníficas intervenciones de Fernando de Mello, que en realidad y a lo largo del partido no tuvo tanto trabajo, pero en todas las oportunidades que fueron requeridos sus servicios demostró cerrar el arco.
El final del primer tiempo se fue sin goles, sin luces, en un opaco partido, pero Lavalleja ya tenía un jugador menos.
Iban apenas cinco minutos del segundo tiempo y penal sancionado por falta ante Wagner da Silva y Diego Tonna remata fuerte para asegurar el tiro y gol de Bola Ocho que aumentaba la ventaja que llevaba. El partido ya comenzaba a ser una cuesta arriba enorme para el albinegro, máxime que en los cambios fue perdiendo potencial.
Primero coloca a Bruno Guedes, que debió haber sido titular, pero quita de la cancha a John L. Martins y pocos minutos más tarde también retiran del campo de juego a Kevin Zabaleta, que sin duda alguna es la usina generadora de fútbol que tiene el decano.
La pelota no llegaba arriba y Guedes y Guzmao debían bajar muchos metros a buscar la pelota, pero cada vez se quedaban más lejos del arco rival.
En la desesperación por llegar al menos al tanto del empate que hiciera pensar en otro final de partido, Lavalleja deja al descubierto espacios defensivos que son bien cubiertos por los ágiles de Bola Ocho, que con el ingreso de Luis Alberto Silveira y Felipe Araújo ensancharon la cancha y complicaron mucho más.
No había otra alternativa que esperar que Bola Ocho liquidara el partido y la clasificación. En los minutos finales todo se desencadenó, porque vino el gol de Fabio Lemos, las expulsiones de Santiago Saravia y del técnico decano, minutos después el tercero ante la insistencia de varios que desde afuera querían retirar al equipo de la cancha.
Una clasificación que, por lo hecho en los dos partidos, fue ampliamente merecido por Bola Ocho que, con menos de nueve años de vida, ya sabrá de las mieles del gran momento que vive al llegar a esta instancia del Campeonato Rivera.

PEÑAROL SUPERIOR
En el partido de fondo Peñarol derrotó a Frontera Rivera Chico por el mismo resultado que le había ganado en el primer partido.
Desde que movieron la pelota el rojo pretendió adueñarse de la cancha y de las acciones. Volcó sus líneas al arco de Etchenique y tuvo algunas oportunidades, unas marradas por los delanteros rojos y otras contenidas por el golero de Peñarol.
Recién sobre los veinte minutos de juego fue que los aurinegros comenzaron a ganar en el medio y desde allí comenzaron a proyectarse al ataque. Fue entonces que comenzaron a aparecer las primeras chances para que Peñarol pudiera confirmar su clasificación.
Los minutos pasaban y Frontera se iba quedando cada vez más lejos de su objetivo. Hasta que sobre la media hora, y luego de un rebote y una pelota que los defensas rojos sacaron en la línea de gol, vino el remate de Joaquín Sánchez, que lo venía mereciendo porque siempre está no solo en la marca sino también en zona de definición, y la mandó al fondo de las mallas.
Si el cero perjudicaba enormemente a Frontera, la derrota con que finalizaba el primer tiempo, mucho más. En el complemento no hubo muchos cambios. Es más, el partido desde el punto de vista futbolístico, continuó siendo discreto, pero, en realidad, a Peñarol poco o nada le importaba el trámite porque su verdadero interés estaba en el resultado.
Había llegado una buena ventaja para estas instancias y la había aumentado. Tres goles de diferencia hacían que la única posibilidad de los de Cuaró era conquistar cuatro goles y ya estaban cada vez mucho más lejos de ello.
Por si fuera poco, en la primera jugada del complemento llegó el segundo aurinegro por intermedio de Richard Gómez y Frontera debía hacer cinco para clasificar. Ya era algo imposible de alcanzar hasta por el hecho que cada vez rendía menos el equipo rojo, apenas, para rescatar un remate desde afuera del área que pegó en el palo con Etchenique vencido.
Después solamente esperar el pitazo final para el festejo y la espera para jugar la final inédita ante Bola Ocho.

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