Rivera, martes 5 de noviembre de 2024

Algunas razones para tratar de explicar un resultado que está alejado de la realidad

(Por Freddy Silva). El titular de la información es lapidario, lastima, duele y avergüenza, pero con tranquilidad hay que salir a buscar las razones.
Todos los hechos de nuestra vida tienen una explicación, una relación directa entre lo que se pretende y lo que se logra. Cuando un aficionado celeste se entera que nuestra selección perdió siete a dos y que minutos antes del final el resultado era de siete goles de diferencia, no lo puede creer.
Nos retiramos del “Parque Artigas” con la cabeza baja, sin saber qué hacer, qué decir y los hechos se amontonan en la mente para tratar de buscar un argumento válido para escribirla aquí y que el aficionado que no fue a Paysandú entienda lo que sucedió.
Lo primero que hicimos fue dejar pasar unas horas, no escribir bajo la influencia directa del hecho. No es fácil, pero tampoco fue la primera vez que la selección riverense pierde por ese resultado (o gana) y tampoco es la mayor goleada en campeonatos, sean donde sean.
Pero el fútbol es así, con resultados que muchas veces resultan inexplicables y es ahí donde está el reto a los comentaristas.
Paysandú fue mejor y eso creo que no hay duda alguna, pero entonces viene el tema restante y tiene que ver con la cantidad de goles en contra.
Lo primero a tener en cuenta es el momento de los goles junto al aprovechamiento de las posibilidades que se crean. Pero, en este caso en particular debemos considerar que el partido ya comenzó con un gol abajo porque antes del primer minuto de juego hay un penal sancionado contra la celeste y que termina en gol.
Seguro estamos que muchos jugadores, y de ambos equipos, ni siquiera habían tomado contacto con la pelota y los celestes debían reiniciar el juego con un gol en contra. Sin duda, el colapso de la selección riverense en ese momento, seguramente afectó a todos.
Pero este martes, cuando todavía nadie sale del asombro, empiezan a esbozarse algunos argumentos que ayuden a entender cómo pudo sufrir la celeste. En la cancha los jugadores, seguramente se desorientaron porque todas las indicaciones técnicas ya no tenían validez.
Y mientras razonaba las mejores posibilidades llegó el segundo gol, aunque, justo es decirlo, en medio de ello, un remate de Dalton Bueno pega en el travesaño cuando el golero local quedaba por el camino y el rebote quedó a disposición de Bruno Guedes que remata y la pelota, entre la mano del golero y el palo, no entra.
Llegó el tercero y un gol anulado a Rivera y otro casi gol celeste cuando Washington Leites se sorprende con una pelota delante de sus ojos con el arco rival abierto a su disposición.
Entonces llega la primera conclusión y al menos un detalle a tener en cuenta. ¿Qué hubiera pasado si alguna de esas situaciones favorables a los celestes se hubiera concretado?
Sabemos muy bien que es imposible saberlo, pero seguramente el primer tiempo no terminaba con un 0-3 como resultado parcial.
Entonces, para el complemento no había otra alternativa que cambiar, pero no solo cambiar jugadores, sino que era necesario cambiar el esquema táctico y pasar a otra cosa que permitiera achicar diferencias.
Quedaba claro en ese momento, y todos lo vimos, que si bien es cierto ya se perfilaba la goleada porque había un aprovechamiento de elevado porcentaje para los locales, ya había demostrado algunos defectos defensivos que había que buscar aprovechar.
Y la decisión, en ese momento, fue la mejor. Pablo Munhoz y Pablo Farías a la cancha quitando a dos defensores. Munhoz para los lanzamientos a los delanteros y también con presencia ofensiva, y Farías para demostrar su capacidad y vivacidad en las cercanías y dentro del área contraria.
Pero volvió a suceder lo mismo, porque a los tres minutos nuevo gol del local y ya era un 4 a 0. Llegan nuevos cambios en el equipo celeste y los jugadores en la cancha ya demostraban cansancio. Penal y quinto gol del local.
No pretendemos minimizar lo hecho por Paysandú, pero cinco goles… no había esa diferencia, pero en el fútbol las diferencias no se explican con argumentos y sí con goles.
Ingresa Trindades en Paysandú y pretende demostrarle al técnico que tiene virtudes para estar en la oncena titular y en pocos minutos hace dos goles.
Lo inexplicable ya pasaba a ser increíble porque es imposible suponer que haya siete goles de diferencia, pero no podemos opacar la buena actuación de los rivales. Paysandú tiene un gran plantel, jugadores con trayectoria, un técnico ganador y virtudes que es necesario analizar sin mirar solamente el resultado.
Y como corolario de la actuación de la blanca debemos consignar que había mucha preocupación por los dos goles de los celestes al final del partido y es más, diez minutos más no hubieran alcanzado para siquiera empatar el encuentro porque la diferencia ya estaba, pero, hubiera acercado mucho más a nuestro equipo y de eso no tengo dudas, lo que pasa es que nos dimos cuenta muy tarde que habían franquicias en la última zona blanca y hasta muchos de sus jugadores se fueron enojados por ese desliz final.
Llevo más de 55 años viendo fútbol. Nos tocó vivir momentos de gloria, de grandes jugadores, de victorias con ribetes de hazaña, pero también de las otras, derrotas dolorosas, finales perdidas, también goleadas sufridas, pero tampoco podemos señalar que esta selección es la de rendimiento más bajo que se conozca porque eso no es así.
No es de las mejores, y eso es muy claro, pero tampoco es la peor selección que hayamos visto. Lo que queda como saldo es que a otras selecciones de rendimiento muy bajo que hemos visto han tenido una gran virtud, han sabido salir adelante y solamente trabajando se puede salir de este momento.
Pero trabajando todos, y no solo técnicos y jugadores, trabajando dirigentes, clubes, y hasta los aficionados, que deben entender que no todas las personas y los futbolistas son iguales.

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