Una generación que se levanta para colorear el opaco presente
Nuestra ciudad, típica, como cualquier otra ciudad del interior del país, cuenta con un Juzgado de Paz que cumple un rol protagónico en la vida de muchas personas. Allí se sellan los pactos y compromisos de cientos de parejas frente a sus testigos y a la ley (Estado).
En ese lugar, nunca puede faltar el rastro de arroz en la vereda ni las clásicas fotos que guardarán la alegría de los rostros, evidencia de la felicidad de los recién casados.
Este lugar es, quizás, el nexo más importante entre el Poder Judicial y los ciudadanos de Tranqueras.
Nadie en su sano juicio disfrutaría estar en “el juzgado”, a no ser como testigo o contrayente en esta fiesta que ocurre cuando dos personas deciden unirse en vínculo matrimonial.
Nuestro juzgado, ubicado en la calle principal de Tranqueras, es pequeño, como tantos otros, y albergó muchas instancias, no siempre tan felices, pero importantes para nuestra ciudad.
Quizás por sentirlo “nuestro”, por ser parte de una ciudad pequeña pero propia, en la que nuestra cultura y tradiciones son tan fuertes que se imponen a las extrañas, pese a ser “ciudad de frontera”… quizás por eso, o vaya a saber por qué, lo cierto es que un grupo de jóvenes supo concretar algo que muchos habían pensado, sin embargo pocos estaban dispuestos a hacer.
Las fotos, los videos y testimonios vivos de aquellos que alguna vez pisaron este emblemático lugar, daban cuenta de las alegres historias que se vivieron aquí, pero contrastaban con una “cara” desagradable…
La fachada de “nuestro” juzgado estaba en condiciones poco dignas de recibir aquellos felices eventos que hacen parte de la fiesta de nuestro pueblo.
Esto provocaba que muchos sintieran “vergüenza ajena”, porque uno de los eventos más importantes en la vida de una persona, se veía opacado por ese tono gris y descuidado.
Pero un domingo, muy temprano en la mañana, los vecinos escucharon los sonidos y las voces del “futuro”, trabajando.
Ese color característico de un edificio frío, abatido por el tiempo y el descuido de los años, comenzó a transformarse por las manos de una generación que se levantaba y le ponía color al opaco presente.
Juntos pudimos ver el resultado del trabajo coordinado y autorizado por la Dra. Dahiana Da Costa Leites Luz -Jueza de Paz de nuestra ciudad- quien no solo recibió y valoró la idea de estos jóvenes como un reclamo legítimo de todos los tranquerenses, sino que en su persona tomó la responsabilidad de gestionar los permisos necesarios para que este cambio fuera posible.
Quizás la razón sea ver las cosas en mejor estado… pero el resultado del trabajo de estos jóvenes, aumentó el afecto por nuestro lugar.
Hoy, pasamos por la calle 18 de julio de la ciudad, y luce con un color alegre y jovial. Entonces disfrutamos eso que hace que sintamos que todo es más “nuestro”.
Vendrán nuevas fotos, nuevos videos, nuevos testimonios vivos que pasarán por nuestro juzgado, pero ahora, el escenario de fondo será más acorde a la fiesta y al momento de alegría que se vive, gracias al encuentro del querer y el hacer.
Y aunque los medios de comunicación reproduzcan las luchas que existen entre el Gobierno, los trabajadores y el Poder Judicial, Tranqueras vuelve a ser diferente, demostrando que los hijos de esta tierra se rehúsan a permanecer como rehenes.
Con el gusto de siempre, FM Tranqueras promoviendo nuestra identidad.
Dr. Fabricio de la Rosa, Director Ejecutivo.