Se ha ido para quedarse un pedazo del alma de NORTE
El miércoles 16 de mayo falleció Estigarribia Félix Seguí Martins, a los 78 años. Se nos ha ido, sí, pero se ha quedado para siempre en la conciencia y la memora colectiva riverense. Fue un humanista, realizador entusiasta, integral e íntegro, y como tal, nunca morirá.
Más allá de su trascendencia y proyección social como ser humano, jefe de familia, trabajador y político, Estigarribia fue y lo seguirá siendo por siempre, el periodista vocacional, parte sustancial del alma de NORTE.
Allá por la década del 50 del pasado siglo, Estigarribia fue de los jóvenes idealistas que acompañó a Rik Jesús Araújo en la fundación de NORTE, construyendo así este emblema periodístico de todo el norte uruguayo. Con su pluma ágil, crítica y satírica, recreó la pequeña y gran historia del espíritu riverense, marcando con signo imperecedero uno de los perfiles más saliente de NORTE.
Y al borde del fin de milenio y siglo, Estigarribia y Rik, con las almas hermanadas, alcanzan uno de sus grandes sueños, largamente construidos con la tenacidad de los pioneros.
Juntos dejaron su huella en el nevado invierno de Estados Unidos. Con el corazón en la mano, juntos traspusieron el moderno y ancho portal de la redacción del Washington Post.
Cual niños sexagenarios, durante algunas horas, no podían creer, que siendo humildes representantes de este perdido rinconcito de la tierra, tuvieran la oportunidad única de compartir y disfrutar los menores detalles de unos de los íconos del periodismo mundial.
Abierto el surco fértil de NORTE, ambos amigos, se lanzaron, cada uno en su preciso momento, a la más desafiante y prolífica aventura de la vida. En las largas noches de adrenalina y redacción, con olores a tinta y papel, y el ritmo intenso de las impresoras, Estigarribia, uniendo alma, corazón y vida con Ofelia asume con generosidad la hermosa aventura de construir una gran familia.
Sus cuatro hijos, sus diez nietos y una multitud de amigos y compañeros son testimonio elocuente de que Estigarribia Seguí, no solo fue un constructor de humanismo, sino un sembrador generoso de la semilla de la vida. Y como toda semilla que germina en la oscuridad y el silencio del surco, así su vida seguirá germinando produciendo flor y fruto excelso. En esa zaga marcha NORTE y quienes lo construimos día a día.
Estigarribia falleció, pero ha quedado para siempre en lo mejor de su propia vida dispersa en toda la comunidad y en cada uno de sus seres queridos. Y porque de ello testificaremos en la aurora de cada jornada.