Consulado uruguayo en Livramento volvió a su antiguo local en “Palacio do Comercio”
Después de seis años de haberse mudado, el Consulado uruguayo en Livramento, regresó a su antiguo local del 4º piso del “Palacio do Comercio”.
Así lo informó el Cónsul uruguayo en la vecina ciudad, Ricardo Duarte quien destacó que han vuelto a ocupar ese tradicional local que la representación diplomática de nuestro país ocupara durante cincuenta y ocho años, señalando que el local está totalmente renovado y adecuado a las tareas que desempeñan.
Respecto a la actividad del consulado, el diplomático dijo que la función del consulado, como en cualquier parte del mundo, es brindar asistencia al ciudadano uruguayo que vive en su jurisdicción.
En este caso, se ha integrado lo que era la jurisdicción del consulado de Santa María, por lo que en este momento tienen treinta municipios a cargo del Consulado de Santana do Livramento.
Agregó que dentro de esa tarea de asistir, salvaguardar y proteger al ciudadano uruguayo, se debe sumar lo que es toda la función de la parte documental, en donde por ejemplo un ciudadano brasileño que quiere presentar un documento en Uruguay debe pasar por dicho consulado para legalizar o certificar la firma de dicho documento para que el mismo sea válido en nuestro país.
Señalo que dependen de la Dirección para asuntos consulares y vinculación, lo que se ha dado en llamar “Departamento 20”, considerando que a nivel de cancillería se calcula que Uruguay tiene unos setecientos mil compatriotas en el exterior.
Respecto a la situación de su Jurisdicción, Duarte dijo que en Livramento hay casi siete mil uruguayos, en Bagé son cerca de cinco mil, intentándose en estos momentos determinar cuantos son en el estado de Río Grande do Sul, lo que no es tarea fácil por cuanto en general las personas son reacias a registrarse por temor a algún tipo de situación de legalidad.
Dijo que la relación con Brasil viene avanzando notablemente desde el año 2004 en delante, profundizándose cada vez más, debido a la necesidad de establecer políticas comunes a una frontera seca tan extensa entre ambos países, que tienda a satisfacer las necesidades diarias de los ciudadanos de los dos países.