Comienza un tiempo de esperanza…
(Por Ariel Rodríguez) El lunes asume un nuevo gobierno nacional y con él comienza un período de esperanza para los uruguayos, para todos, hayan o no votado a José Mujica.
Es tiempo antes que nada de celebrar la democracia, de alegrarnos por darnos, los orientales todos las libertades que nos hemos ganado, lo que en definitiva es un logro de todos, absolutamente todos y no obra de unos pocos iluminados, hemos sido Independientes, Colorados Blancos, Frenteamplistas, quienes no tienen partido, ricos, pobres, profesionales, obreros, sindicalizados o no, los que hemos conquistado ese preciado bien y que quede claro que ello no es el resultado de la lucha de unos pocos iluminados.
Es tiempo entonces que los uruguayos nos congraciemos por lo alcanzado, por haber tenido la madurez suficiente de consolidar aquella incipiente expresión que resurgía en 1985, con la asunción de Julio María Sanguinetti, seguido luego por Luis Alberto Lacalle, nuevamente Sanguinetti, Jorge Batlle y Tabaré Vázquez.
El nuevo gobierno llega con vientos que soplan favorables, existe un ambiente de entendimiento con la oposición y eso sí que es muy bueno.
Es hora que entendamos que las diferencias de visión en la conducción del país, no pueden nunca ser motivo de divisiones, mucho menos de odios.
Es tiempo que dejemos de creer que de un lado están los buenos, puros e inteligentes y del otro lado quienes no.
El país necesita del aporte de todos y todas sus hombres y mujeres bien intencionados.
La batalla partidaria quedo atrás es hora que quienes elegimos se dediquen a gobernar, todos ellos, desde el poder Ejecutivo, el Parlamento, las Juntas Electorales o quienes ejerzan cargos de confianza y junto a ellos es momento que los uruguayos de a pié abramos el necesario tiempo de esperanza, que contribuyamos también, sin importar banderas partidarias, con nuestro esfuerzo a construir una sociedad mucho más justa, bastante más solidaria, en donde todos al menos tengamos el derecho de vivir con dignidad.
José Mujica llega a la Presidencia de la República elegido por el soberano, en consecuencia tiene el respaldo más grande que pueda ostentar un ciudadano, el respaldo de sus pares, ojalá sepa ser digno del legado artiguista.
Que al fin de su mandato tengamos una vez más el privilegio de ver como un oriental elegido democráticamente entrega la banda comercial a quien también llegue en iguales condiciones, sin importar el parido al que pertenezca, siempre que esté legitimado.
A nosotros, los ciudadanos comunes, nos cabe la inmensa responsabilidad de actuar con tolerancia, con prudencia y con la grandeza necesaria que posibilite un Uruguay cada vez mejor para los uruguayos.
Es Fin de Semana, permítame servirme otra. ¡Viva la Patria! ¡Salud!