Procesaron a homicida y violador de Jeniffer Carolain Valerio Cuña
Finalmente el Juez actuante, Dr. Gustavo Iribarne, dispuso el procesamiento con prisión, por un delito de homicidio, especialmente agravado, de Nelson Silva Sequeira, quien cometiera el brutal crimen contra la niña Jeniffer Carolain Valerio Cuña, de tan sólo 10 años de edad.
El homicida llegó al Centro de Justicia, cercano a la hora 7:30, media hora antes de lo previsto.
Ya sobre las 8:00 horas, se podía apreciar un fuerte esquema de seguridad, así como algunos pequeños grupos de persona que se iban agolpando en primera instancia en la acera de enfrente a la sede.
Con el transcurrir de las horas fue aumentando la tensión y el número de ciudadanos, que se daban cita en el lugar, incluso pudimos apreciar personas que se mantuvieron por horas, esperando el momento de la salida del homicida.
Como es habitual en estos casos se dificulta el trabajo de los comunicadores, en este caso tanto de medios locales, como quienes tienen corresponsalías nacionales.
A medida que pasaban las horas se apreciaba claramente que la indignación crecía, al punto tal que en determinado momento es retirado un recluso que prestaba declaraciones por otro tema, generándose un griterío generalizado, yendo una piedra a dar contra un agente policial, lo que motivó la inmediata detención del agresor. Era el anuncio de lo que se podía vivir posteriormente.
El Com. Insp. Luis Madera fue el responsable de todo el operativo, con el apoyo de varios oficiales allí presentes.
Luego de declarar ante el Juez, el criminal pasó por un examen psicológico. Finalmente, bajo estrictas medidas de seguridad fue retirado de sede judicial, sobre la hora 12:30 aproximadamente, momento en que desde el público se arrojaron varias piedras y la guardia policial se vio desbordada, cuando varias personas se agolparon sobre el furgón que lo trasladaría hacia la Jefatura de Policía.
Merced a la rápida acción de los efectivos las cosas no pasaron a mayores, pues rápidamente se retiraron del lugar.
La multitud siguió hasta Plaza Artigas, para ubicarse frente a Jefatura, para volver a gritar por justicia, dispersándose posteriormente, sin mayores consecuencias.
Se pudo apreciar la presencia de familiares directos de la niña que llegaron al lugar luego del sepelio, en una situación por demás dolorosa.
Mientras tanto y en forma contemporánea, sobre la hora 10:00 partió el cortejo fúnebre, desde empresa Homero Pereira, hasta el Cementerio Central, acompañado también de una multitud que se hizo presente para solidarizarse con la familia. En silencio respetuoso fueron sepultados los restos de Jeniffer Carolain.
Sobre la hora 14:00, el magistrado ordenó que se realizara la reconstrucción de los hechos, oportunidad en que se pudo apreciar, como con total frialdad el homicida relataba la manera como había consumado la violación y homicidio.
A la hora 16:00, aproximadamente, el juez ordenó que el individuo retornara a su despacho en donde luego de algo más de una hora, lo procesó por un delito de “homicidio especialmente agravado”.
En la jornada de ayer, ya más claras las cosas, se pudo saber que Silva, como tío de la niña la convenció para llevarla en su moto, trasladándola hasta el lugar, prácticamente inaccesible, de frondosos montes, a orillas del Arroyo Cuñapirú, en el llamado Paraje o Paso Gazapina, distante unos diez kilómetros de la ciudad.
Llegado al lugar la violó y estranguló, para luego con absoluta frialdad, volver a efectos de buscar una pala, con la que cavó una fosa en donde escondió el cuerpo de su infortunada víctima.
Nelson Silva Sequeira tiene 29 años, vivía en concubinato con la tía materna de Jeniffer, con quien tiene un hijo de cuatro años de edad. Trabajaba en el área forestal o en ocasiones sencillamente haciendo changas.
Aseguran personas que han convivido con él que se trata de un individuo de apariencia normal, con un buen nivel de relacionamiento; claro que nadie sabía que en él se escondía el autor de semejante barbarie.
La otra cara, la pudimos vivir en el propio juzgado, en donde por varias horas pudimos ver a un apesadumbrado padre del asesino.
Es un jubilado, una persona de bien, un trabajador de este pueblo que a puro esfuerzo y trabajo supo criar a catorce hijos y a quien sí conocíamos de vista.
Lo vimos lagrimear varias veces, por otras, pensativo, seguramente intentando encontrar justificación a lo inexplicable. En algún momento comentó que ayudaba a su hijo cuando tenía dificultades de trabajo, le daba una mano; claro se enteró ahora que realmente no sabía quien era.
Basta decir, que familiares directos de Jeniffer, que podrían haber tomado otra actitud se le acercaron para darle resguardo.
Jeniffer Carolain, tenía tan sólo diez inocentes años, era hija única, comenzaría a cursar 5º año en la Escuela Nº 44 de Paso de Castro, la de su barrio, el de su abuela.
Su padre trabaja como Policía, es Sargento y revista en el Penal de Libertad, su madre es empleada en un comercio de la zona. Conformaron una familia querida y respetada en el barrio.
Seguramente ahora el dolor, la angustia, el vacío, los porqués, que no encontraran respuesta serán difíciles de superar.
Y luego quedamos nosotros, una comunidad que ve como casi sin solución de continuidad, se repiten casi a diario casos de violencia.
Una comunidad que ve como cada tanto el horror, la más baja expresión humana se instala en ella, para golpearla fuerte. ¿Acaso podemos olvidarnos de Daniela, Karen, Sheila o Camila? Lamentablemente ahora le sumamos otro nombre el de Jeniffer.
Algo anda mal, algo se nos está quebrando; buena cosa sería que por el recuerdo de esas víctimas inocentes, volviéramos a recuperar las cosas de aquél pueblo manso y apacible que se nos va de las manos.
No dejemos que nos gane la indiferencia.