Túnicas blancas y moñas azules en el Estadio alentando a cada uno de sus representantes
Llegó al final un nuevo Campeonato Interescolar de Fútbol Infantil. Nuevamente en el Estadio Municipal “Atilio Paiva Olivera” se reunieron los cuatro mejores equipos desde el punto de vista deportivo.
Es una ilusión que tienen todos los chicos que comienzan a jugar el certamen desde sus primeras etapas.
Un grupo de docentes y el Coordinador, representante del Ministerio de Turismo y Deporte hacen todo lo posible para que no falte nada, para que nada quede librado al azar.
Lo deportivo, el resultado, el título, son apenas una excusa para promover la solidaridad, el compañerismo y la unión que solamente se logra a través del deporte.
En la cancha, en la misma que jugaron grandes del fútbol mundial, los chicos riverenses de los más distintos barrios, y afuera, todos sus compañeros, los que están en el día a día, los que estudian, se reúnen y comparten recreos a diario.
Esos son los que gritan sus nombres desde la tribuna, son los gritan incansablemente el número de la Escuela o recuerdan el nombre del barrio.
En la cancha cada uno de los chicos, con una camiseta que es representativa del barrio, de la identidad escolar, buscar ser los más elogiados por sus compañeros, se proyectan en un liderazgo deportivo a partir de una buena jugada, una sensacional atajada o la importancia de un gol que todos gritarán uniendo además, su nombre.
En la tribuna la Maestra, esa que busca, a través de esta actividad, llevarla mucho más allá de un simple resultado deportivo, una copa que se lleva a la escuela y se la encierra en una gran vitrina donde cada uno de esos trofeos tienen nombre propio con tan solo mirarlos.
Educación en valores está en el pensamiento de la docente y trata de sacarle el máximo provecho a cada una de las situaciones.
Y llega el pitazo final, todo se termina (o empieza).
Se termina el partido, hay un campeón y en esta oportunidad fue la Escuela 128 de Barrio Mandubí.
Empieza el verdadero trabajo del Docente, saber capitalizar lo que deja un partido de fútbol en los aspectos altamente positivos que tiene el deporte.
Pero el chico, el que ganó y el que perdió, no se siente solo.
Están sus compañeros, sus Maestros pero también sus padres y las autoridades.
Ese chico, aunque haya perdido, no se olvidará jamás y seguramente un día le contará a sus hijos, que estuvo en el estadio el día que los Inspectores cerraron la disputa del certamen, que le colocaron una medalla en el pecho, que dieron todos juntos la vuelta olímpica porque así lo pidió el Prof. Jorge Cabrera a quienes vieron todo el tiempo en la organización del certamen y estuvieron junto al padrino de Rodrigo Nicanor Mora, uno de los símbolos deportivos riverenses del momento.
Y en medio de toda esa alegría… poco o nada importa el resultado deportivo que por otra parte se olvida rápidamente porque mañana estarán juntos nuevamente en Tranqueras jugando la etapa departamental.