Rivera, domingo 24 de noviembre de 2024
Opinión:

Selección, frustración y después…

Las dos selecciones celestes quedaron eliminadas, una vez más, del Campeonato Nacional de Selecciones.
Otro año perdido, se pierden valores, se pierde dinero y se va perdiendo la esperanza.
Muchas son las voces que coinciden en el lamento por la eliminación de la celeste del Norte, la misma celeste tan laureada en un pasado no muy lejano pero olvidado.
Se sigue perdiendo y se pierde mucho en el terreno deportivo y mucho más en el económico, el final no pudo ser menos complicado, la pérdida es en los dos frentes.
Decepción otra vez de un fútbol al que le cuesta prosperar en categoría de mayores a nivel de selección, a tal punto que data de la edición 1993 del Campeonato del Litoral, en que Rivera alcanzó la máxima distinción. Después… el ocaso. Y apenas nos quedamos con un vicecampeonato en el 2004 que más bien fue para el olvido.
Lo cierto es que son 16 años sin predominancia “celeste” en categoría de mayores y muchísimos más en juveniles cuyo único campeonato del interior data de 1985.
Y no es menos cierto que se trata de un torneo-chaucha, alevosamente desnutrido en su resonancia popular y muy venido a menos por la ineficacia de una Organización del Fútbol del Interior que se empeña por desmerecerlo, cada día más, … pero es lo que hay.
Y aunque eso que hay es una sombra de aquellos torneos, es el termómetro a mano para comprobar quien es la vigencia y quien es el infortunio y ya no hay dudas donde ubicar a nuestra selección.

EL ESTADIO…
Desde el ‘94, cuando se jugó en Livramento, cuando tuvimos la misión de convencer a los litoraleños que se podía jugar en el Estadio “Joao Martins” porque se construía el Atilio Paiva para una justa que, cada vez más, nos damos cuenta que fue nefasta para nuestro fútbol, nuestro estadio pasó a ser el imperio de los visitantes.
Jugando en casa, el desastre deportivo se ha transformado en moneda corriente.
No entrenamos en el estadio porque hay que cuidarlo, no somos locatarios en el estadio porque siempre está mejor preparado para los visitantes que para nosotros mismos, no influimos, para nada, porque los árbitros tienen una seguridad que no les da ningún estadio del interior del país.
Pero además de todos ello, el jugador celeste está desprovisto de jerarquía, cuando debe resolver situaciones más o menos extremas.
Por otra parte habría que admitir que no se puede considerar que la última fue una selección riverense cuando no tenía un solo jugador del equipo campeón.
A esta altura de la crónica queda claro que algunas voces se acumularon, para el lamento frente a la nueva frustración.
Pero las decepciones guardan relación con lo que acontece en los últimos años, cuando la zancadilla pasa a consumarse: el ausentismo de la autocrítica o la crítica a secas.
¿Por qué Rivera otra vez sin prosperar? ¿Cuál fue la responsabilidad de los técnicos? ¿Qué responsabilidad le cabe a los jugadores? ¿Cuáles fueron los errores tan gravitantes como decisivos? Pero también, ¿cuáles fueron los errores de la dirigencia?
¿Por qué los jugadores del campeón no fueron parte de la selección? ¿Por qué la Liga no agotó las gestiones para que vistieran la celeste?
¿Por qué la escasez en la venta de entradas a los partidos donde Rivera fue local? ¿Por qué ya no más excursiones cuando la celeste afronta sus juegos en condición de visitante?
¿Por qué un entorno tan gris y escuálido con respecto a esta última selección?
¿Por qué tan pocos dirigentes en el entorno de la selección departamental?
¿Por qué no hay apoyo del gobierno departamental? Tantos porqués… ¿y cuántas respuestas?

…Y SI NO INTERESA,
¿PARA QUE SE JUEGA?

Por momentos, o por grandes momentos, la sensación parece inequívoca: que a la selección le vaya bien o le vaya mal, parece poco importarle a la gran mayoría.
Es el combinado que trasciende en el interés de los neutrales y pocos más.
Para los jugadores y técnicos del medio… el fuego ya no es el mismo.
O sea: la selección no desvela, no quita el sueño, no genera el amanecer de las sonoras y elocuentes palpitaciones.
Entonces si no interesa, ¿para que se juega? Si para colmo, tampoco parece convertirse en vidriera para la venta de futbolistas.
La selección se fue por el túnel del olvido rápido, del mediático. La autocrítica en tanto, un resorte de la imaginación. Si la selección importa un rábano, todo lo demás… ¿qué puede importar?

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