Se nos fue la Semana de Turismo entre el ciclismo y los Juegos Verdiblancos
Desde el punto de vista deportivo la Semana de Turismo riverense tiene dos atracciones que concitan la atención de los aficionados y del público en general.
Por un lado el enorme esfuerzo que realizan los dirigentes del ciclismo para mantener viva la llama del deporte del pedal.
Las 500 Millas del Norte se iniciaron en el circuito de Barrio Misiones, ya sin el clásico y legendario ombú.
Casi una centena y media de ciclistas largaron a todo ritmo y cumplieron las tres primeras etapas en nuestra ciudad, luego se fueron a Artigas.
Lamentablemente desde hace un par de años y por alguna falta de coordinación no se puede realizar una etapa que una a Rivera con Artigas por territorio brasileño desde el triste momento que hubo que suspender una etapa por actitudes de los militares brasileños que fueron celosos al extremo de sus normas viales.
Pero el ciclismo sigue vivo y quedó demostrado con la gente que sale a la vereda a apoyar a los penalistas, aunque siempre hubiéramos querido más.
Y la otra actividad es la que se cumple en Sarandí Universitario en su 35ª edición y en este caso homenajeando al Dr. Robert López Pintos.
Centenas de deportistas, de las más tiernas edades hasta los más veteranos defendiendo a uno de los cuatro equipos buscando puntos que sirvan para el triunfo final que, en realidad, poco o nada interesan.
Hay otros objetivos que van mucho más allá que establecer que el equipo rojo fue el ganador, porque ganadores son todos, los que participan, los que organizan y los que asisten porque se sienten atraídos por la actividad deportiva.
Pero, en esta oportunidad los verdiblancos mantenían una propuesta diferente, la integración sin discriminación de ninguna naturaleza y vaya si lo han cumplido.
Quienes tuvimos la enorme felicidad de concurrir al acto inaugural quedamos prendados por la actividad que vimos con la presencia de chicos, jóvenes y adultos de APADIR, de la Clínica Esperanza y de la Asociación Santanense de deficientes físicos.
Bailaron, ofrecieron un espectáculo de danzas inolvidable y hasta jugaron un partido de básquetbol sobre sillas de ruedas como para dejar pensando a todos y, en realidad, todos nos retiramos pensando mucho en el valor que le damos a las cosas en esta vida.
Gracias a Sarandí Universitario por hacernos sentir tan pequeños delante de tanta grandiosidad.
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