Salto campeón pero le costó una agonía de 92 minutos
La triste realidad muestra otra derrota pero éste fue distinta. Vimos a un equipo riverense con limitaciones, con problemas de integración, con muchos inconvenientes pero con la grandeza de los grandes equipos celestes.
Hubo entrega y vergüenza deportiva como muy pocas veces vemos en un equipo que no tenía ninguna chance de lograr nada.
Los celestes que quedaron en la cancha, que terminaron el partido se entregaron de una forma que erizaba la piel, que provocaba la reacción de todos los riverenses que estábamos al lado de estos aún en las difíciles, en las que no son con el sabor y las mieles del triunfo.
Afuera hasta los gurises de la sub 18 se vistieron de celeste y alentaban a sus compañeros que en la cancha se multiplicaban, que se esmeraban por lograr un resultado y pagar muy cara la derrota.
Afuera los muchachos que habían salido, los que ya no estaban en el partido porque extenuados le habían dejado el lugar a otro, sacaban fuerzas de flaquezas para estar al borde de la cancha alentando, gritando, señalando y contando uno a uno los minutos que faltaban para el final.
Y en un panorama extremadamente negativo desde todo punto de vista donde solamente la suerte y las manos casi milagrosas de Roberto Fernández había evitado una goleada salteña frente a su propio público, hasta aparecieron dos chances en el final del partido y Rivera debió haberse retirado con la victoria.
Es obvio que también sería injusto porque Salto fue mejor de principio a fin, pero lo expresamos desde el punto de vista objetivo y hasta podemos señalar que la victoria fue apenas por un gol, casi de casualidad, cuando la realidad nos mostraba a un equipo totalmente dominado pero que hacia todo el esfuerzo necesario para no ser vapuleado.
La victoria salteña de dio como en los partidos anteriores, en el final y por intermedio de un jugador que llegaba desde el banco.
La gente afuera no podía entender lo que pasaba, terminaron enojados con sus jugadores, muchos se fueron del estadio antes del final del partido pero los que quedaron hasta la última, cuando ya se jugaba el segundo de los cuatro minutos adicionados por el pésimo árbitro younguense, festejaron a lo grande porque Roberto Fernández que había sido fenomenal, que fue el gran responsable por el empate en los 90 reglamentarios, tiene un sólo error, uno solo, pero los goleros no pueden tener un error porque se transforman en derrota como en este caso.
Lejos de responsabilizarlo a Roberto hay que felicitarlo una y mil veces porque lo suyo y lo de cada uno de los que terminaron en la cancha extenuados, agotados, fue encomiable, casi hazañoso y que se debió haber coronado, por lo menos, con un empate.
LOS DETALLES
SALTO 1 RIVERA 0
Estadio “Ernesto Dickinson”. Entradas vendidas 1.390. Recaudación $ 83.000. Jueces: Luis Mesa, Jorge Hernández y Lisandro Garay (terna de Young y Fray Bentos).
SALTO: Pablo Meirelles, Juan Viera, Fabio Fernández, Jorge Alvez, José Reina, Antonio Gómez, José Di Nápoli, Juan Iriarte, Sandro Aranda, Fabricio Lairihoy, Gustavo Carballo. D.T.: Ramón Rivas.
Cambios: A los 41’ Emilio Silva por Gustavo Carballo; 45’ Álvaro Mesías por Juan Viera; y en el segundo tiempo, a los 13’ Pablo González por Sandro Aranda.
Gol: Pablo González, a los 48’ del segundo tiempo.
Observaciones: A los 32’ fue expulsado Fabricio Lairihoy. A los 48’ del segundo tiempo fue expulsado Pablo González.
RIVERA: Roberto Fernández, Maiko Britos, Elder Caprioli, Erick Suárez, André Silva, Marcio Camy, Vanderley Barreto, Hugo Silveira, Luis Souza, Michel Rivero, Marcio Ramos. D.T.: Julio Ferreira.
Cambios: A los 20’ Ricardo Casadei por Michel Rivero; a los 22’ Cristian Gómez por André Silva; y a los 25’ Sandro Marín por Marcio Ramos. Todos en el segundo tiempo.
Observaciones: A los 32’ fue expulsado Maiko Britos. A los 22’ del segundo tiempo fue expulsado Vanderley Barreto.