Rivera, jueves 16 de mayo de 2024

Otro gran deportista que se nos fue: Artigas Viera

Con más de setenta años de edad, Artigas Viera seguía compitiendo; para el atleta, una media maratón era apenas un paseo y el tiempo poco le importaba.
Es cierto que lo más interesante es competir, y nos contaba “cuando ingreso a una prueba, lo que quiero es llegar, pero después que empiezo a correr, también quiero ganar”.
Nació y se crió en la zona de Rivera Chico. En el pasado mes de octubre llegó a los 72 años lo que le permitía ser el atleta en actividad con mayor edad y con mejores resultados para la frontera Rivera-Livramento.
Siempre le gustó el deporte, incluso fue jugador de fútbol con la camiseta de Tabaré Corea y con la de Plaza Carreta.
Después incursionó en el boxeo, incluso fue convocado para concurrir a una velada en el Palacio Peñarol, en la época de oro del boxeo riverense y uruguayo.
Comenzó a correr a los 18 años y corrió, sin dejar de entrenar nunca, hasta los 41 años. Nos contaba que, cuando joven y corriendo con la camiseta de Sarandí Universitario, tuvo triunfos extraordinarios ante competidores muy importantes de la época.
“Luego, esos triunfos, me dieron la gran posibilidad de competir con la camiseta de Gremio e Internacional de Porto Alegre”, contó. Con 24 años estuvo en el Estadio Olímpico y aún conserva su carné de atleta del tricolor gaúcho.
También, a su retorno a la frontera, estuvo representando a Cuñapirú y a Peñarol en la época de Don Pedro Maciel. En el ‘91 retomó la actividad y desde ese momento nunca ha cesado de correr.
En 1995 se fue a Porto Alegre, a cumplir un gran desafío: correr la maratón de los 42 kilómetros. Al año siguiente reiteró su hazaña corriendo en Argentina, en Mar del Plata.
Pero un hecho inolvidable en su vida deportiva fue la participación en la San Silvestre, en San Paulo, junto a los mejores atletas del mundo.
Fue una experiencia de la que no olvidó jamás, porque tuvo el apoyo de mucha gente, gente que le pagó el pasaje, la estadía y todos los gastos que demandó su presencia en la competencia atlética más importante del mundo.
En nuestro país tiene un récord casi imposible de igualar, fue tricampeón de la Media Maratón de Pando. También fue tricampeón de la travesía Gardeliana en el vecino Departamento de Tacuarembó, donde ganó tres ediciones entre 2002 y 2005.
Cuando le preguntamos acerca del límite de sus fuerzas nos dijo: “Voy a correr hasta que la salud me lo permita”.
Artigas nos contó que hace unos años tuvo un pequeño problema en la rótula, “un desgaste que me ha costado tres infiltraciones para poder correr”.
En sus últimos años de vida, todos los días tomaba por Presidente Giró, pasaba la entrada del Parque Gran Bretaña, subía hasta la Represa y seguía de largo hasta la Línea Divisoria, y de allí volvía.
Artigas nunca pensó en parar de correr: “Mi vida fue siempre en el deporte y mientras tenga fuerzas seguiré corriendo”.
Nunca se desanimó, siempre mantuvo una vida sana, alejada de todo tipo de vicios. “Me quedo muy triste cuando me vienen problemitas chicos de salud pero que impiden mi entrenamiento y participación en las carreras que quiero intervenir”.
“Tampoco me gusta cuando llueve dos o tres días seguidos, ya no puedo entrenar y eso me deja muy mal”, contaba el atleta.
Respecto a sus competencias, “todas fueron buenas y guardo un grato recuerdo de cada una de ellas, pero no puedo olvidarme de una en particular, porque fui con mi hijo a Pando en el año 2001. Salí para correr diez kilómetros y estando allá y en plena carrera me entusiasmé y corrí una media maratón llegando primero”.
Pero lo mejor fue que llegando a la meta alcanzó a ver el rostro de su hijo que emocionado miraba el desenlace final de la competencia: “Le gané a gente mucho más joven que yo, algunos eran efectivos de la Marina y estaban muy bien entrenados”.
“Cuando corro no pienso en nada más que llegar y si es posible ganar”. Fue un ejemplo de vida, de perseverancia, de entusiasmo, de dinamismo y de contracción al deporte.
Artigas Viera es hoy un recuerdo, un grato recuerdo y se nos ha ido un gran deportista a quien vamos a extrañar por las calles riverenses y carreteras del país.

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