Rivera, viernes 17 de mayo de 2024

Nuestra opinión: Se extraña el encuentro de fin de semana con amigos y la pelota

Esta situación que vive el mundo y el deporte en particular nos lleva a reflexionar acerca de muchos temas.
La pandemia, el encierro voluntario, la ausencia de los gritos de gol, del reclamo al Asistente que no sancionó una clara posición adelantada, la fotografía al goleador de la fecha, en definitiva, todo lo que era nuestro fin de semana ya no es igual debido al coronavirus.
Más allá del presente, lo que nos mantiene con ánimo es el futuro y tratamos de averiguar que se va a hacer.
Pero claro, nadie tiene una respuesta exacta y la información se torna difusa porque nadie, absolutamente nadie, sabe que va a pasar en el futuro cercano.
Algún día los dirigentes tendrán que reunirse nuevamente, dejar de lado el televisor, las películas, las series, el teléfono, la computadora, y volver a sentarse en torno a una mesa para tratar el tema de la vuelta al fútbol… Sí, la vuelta al fútbol, pero, ¿cuándo será?
Algún día los clubes tendrán que volver a entrenar, reunirse todos los mediodías y terminar con un almuerzo rápido antes de volver al trabajo.
Un día las sedes sociales reabrirán sus puertas y volverán a llenarse de color, ruido y vida.
Un día volveremos a escuchar el ruido del repicar de una pelota, el grito desesperado de quien está en posición de marcar un gol y no le alcanzan la pelota, el golero que suplica la marca al delantero rival, la voz del padre alentando a su hijo desde las gradas y el esforzado árbitro que se empeña por equivocarse cada vez menos y hacer justicia en el resultado del partido, porque en definitiva es para eso que está en la cancha.
Pero el presente no nos marca otra posibilidad que esperar, tener mucha paciencia, y solamente así podremos volver a todo lo que hoy soñamos y tenemos como objetivo inmediato.
Sólo así podremos vencer, todos juntos, a este mal que nos aqueja y que es el único responsable porque hoy esté sentado frente a la “compu” y no esté en una cancha de fútbol pasando los mediodías dominicales sin el almuerzo familiar, como todos los domingos.
Extraño estar con mis amigos del fin de semana, los jugadores, los árbitros, la gente en la tribuna, hasta a los policías que van a cumplir su función y con quienes ya nos sentimos emparentados.
Extraño ver los rostros de alegría de los parciales del ganador y la tristeza de los perdedores que buscan la explicación a la derrota.
¡Cuánto te extraño mi templo sagrado de los fines de semana!
No hay otra alternativa que esperar, que seguir golpeando con los dedos las teclas ya gastadas de mi computadora y solamente con el objetivo de escribir lo mismo que ayer, que la semana pasada, que hace un mes… Y pensar que hace tan sólo un mes… y no sé por cuánto tiempo vamos a tener que esperar, en definitiva, es mucho más largo el camino a recorrer que el recorrido… y eso no lo había pensado aún… ¡La pucha!

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