Mañana se termina la temporada y se conocerá al último campeón

Mañana, desde las cinco de la tarde en la cancha de Oriental, se jugará el último partido de la temporada oficial de la Liga Departamental de Fútbol de Rivera.
Será la segunda final de la categoría sub-18 y al término de los noventa minutos o de la ejecución de remates libres desde el punto penal se conocerá al último campeón de la temporada.
Jugarán Cuñapirú ante Peñarol, que son quienes llegaron a esta instancia, pero el tricolor llega con una gran ventaja. Por un lado, el empate lo consagrará campeón sin más trámite, pero también logrará el título para el caso de perder por un gol de diferencia.
Ya en el primer partido el conjunto de Cuñapirú dio claras muestras de estar mejor preparado para levantar la copa del campeón y eso tendrá que confirmarlo mañana. Desde el punto de vista lógico, es de suponer que Cuñapirú tiene un porcentaje muy elevado de posibilidades de quedarse con el título.
Peñarol tendrá que mejorar muchísimo para estar en condiciones de buscar la reacción que necesita, al menos para llegar a los penales.
Pero hay un aspecto no menor que deberá tenerse en cuenta y tiene que ver con la necesidad que tiene el conjunto aurinegro de salir a buscar los goles. Eso, sin duda alguna, abrirá espacios que seguramente Cuñapirú sabrá aprovechar.
Y Cuñapirú no tiene urgencias, debería dejar que Peñarol juegue, que se entusiasme en función ofensiva y tiene jugadores importantes en función ofensiva como para lastimar en el momento preciso y hacer todo mucho más complicado para el mirasol.
De lo otro ni escribimos porque ya lo hicimos y porque, si bien es cierto el partido anterior era el primero y podía traer aparejado que quienes pretendieran complicar pensaran dos veces ante la eventualidad de perderse el partido del título, hubo, en definitiva, un comportamiento acorde con un partido de fútbol y final de campeonato.
Una sola jugada a lo largo de los noventa minutos que pudo haberse complicado con algunos empujones y caras feas de un lado y otro, pero nada más que eso, que tiene que ver con la importancia de lo que estaba en juego.
Uno saldrá campeón, el otro vice y lo importante, incluso para el crecimiento de la propia personalidad del jugador, es que el perdedor se quede en la cancha a saludar al campeón y que este tenga la hidalguía de felicitar a su oponente porque, en definitiva, en un par de horas se reencontrarán, la mayoría de ellos con la camiseta celeste que nos va a representar en la próxima Copa Nacional de Selecciones.