Rivera, sábado 21 de diciembre de 2024
A 10 años del ascenso de Frontera Rivera...

Los jugadores que hicieron posible la memorable hazaña de Frontera

No es tarea fácil recordar aquellos primeros días del mes de febrero del año 1998 cuando aún no era posible ni siquiera confirmar la presencia de los rojos en el campeonato.
Comenzaba. En ese momento, la difícil tarea de armar el cuerpo técnico, el equipo, los colaboradores, todo, era mucho para lo poco que había.
Fue en ese momento que llegaron Nelson Agresta y el Prof. Fernández para iniciar una tarea con muy pocos jugadores que habían quedado luego de los insucesos del ’97 que habían determinado una última posición en la Segunda División y hasta un cambio de denominación en el nombre para lograr nuevamente un lugar en la Divisional.
El primer “cuartel general” de los rojos fue el estadio Joao Martins de 14 de Julio y los primeros que llegaban comenzaban a concentrar en el Hotel Nuevo que tenía, todas las mañanas, un ómnibus que esperaba a los jugadores para llevarlos al entrenamiento.
Los primeros que llegaron fueron Walter Surraco, Marcel Céspedes, Marcelo Velazco y Ruben Walter Paz.
También estaban Germán Siri, Elio Rodríguez, Marcelo Pérez y Sergio Sosa.
Llegó el argentino Martín Martínez, Darwin Quintana y Fabricio Etorena.
A la concentración llegaron Franco Ferreira y Jamilton Rosas luego de algunos años en las divisiones inferiores del Club Nacional de Fútbol.
Sumaron a Nelson Adelo y surgía la posibilidad para el juvenil William Hiliard Brochi.
A ellos se sumaban los jugadores que ya eran considerados “de la casa”, Lauro Piva, Juan Aldair Pereira, Hugo Osmar Alvez, Robert López y los tricolores del Pueblo Nuevo, Wilson Madruga y Juan Marcelo Borges.
Así iniciaron la campaña jugándose, con estos, el Campeonato Apertura.
Muy poco tiempo permanecieron en el plantel, el salteño Fernando Pintos y el reconocido centro-delantero, ya veterano, Willy Gutié-rrez.
En la segunda parte del campeonato hubo nuevos arribos, el de Carlos Walter Silva, Jorge Adrián Rodríguez y ascendían los jóvenes Paulo Arévalo, José “Careca” Silva y Willy Leites.

EL CUERPO TECNICO
Luego del segundo partido jugando en La Bombonera, cancha de Basáñez, el cuerpo técnico renunció y los dirigentes fueron a buscar a Carlos Wallace que estaba en Pajas Blancas concentrado con el plantel de Cuarta División.
Wallace asumió por dos partidos, los empató cero a cero ambos y luego se alejó hasta que los propios jugadores lo fueron a buscar, se cambió el lugar de entrenar y pasó a ser el estadio Ary Rodríguez de Fluminense.
Carlos integró un nuevo cuerpo técnico donde estuvieron Eduardo Cantos como equipier que, con su humildad, supo ganarse el aprecio y la consideración de todos.
Mario “Xixi” Basualdo, otro largamente vinculado a todos los éxitos del fútbol riverense que ha vivido lo mejor de nuestro fútbol pero que lo transmite en cada uno de sus actos.
Un hombre a quien le preguntábamos acerca de las posibilidades del equipo antes de cada partido y jamás erraba.
Si te miraba con el ceño fruncido, volvíamos con derrota, si nos mostraba su amplia sonrisa de satisfacción, el festejo estaba asegurado.
“Xixi” cumplió una tarea muy importante dentro del equipo, la de hablar con los jugadores cuando están en la mesa de masajes consolando al que salía del equipo y alentándolo a volver a la titularidad, en definitiva, el soporte anímico para seguir adelante.
También estuvo “el Tuba”, Prof. Julio Rosa que cumplió la tarea de preparar físicamente al equipo que logró el título.

UN DÍA CLAVE
La jornada del 25 de abril, cuando Frontera lograba el primer triunfo en el Charrúa ante El Tanque Sisley fue un día decisivo.
A pesar de la victoria, los dirigentes hablaban del último partido que se jugaba en la Segunda División, ya no había posibilidad alguna de seguir adelante.
Se hicieron dos gestiones paralelas, con los jugadores, a quien se les informó el estado económico del club y la necesidad de un ajuste de contratos, y con los socios preferenciales a quien se les pidió un aporte de 500 dólares mensuales a cada uno y la ventaja de tener voz y voto en las decisiones del equipo.
Una nueva victoria, en este caso ante el Juventud de las Piedras comenzó a alentar una nueva esperanza.
Poco a poco, y sin “tirar manteca al techo” se fue volviendo a la normalidad a pesar de los inconvenientes económicos con el consentimiento de los jugadores que jugaron una parte fundamental en ello hasta llegar a la Liguilla.
Allí todo fue diferente porque se había llegado al punto máximo de rendimiento, de emoción, de expectativa y renunciamiento de muchos objetivos por el bien del logro máximo que al final se consiguió.

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