Es cierto que hubo abuso policial pero también indisciplina de los nuestros
La noche que se vivió en el Matías González no fue distinta a otras que también hemos vivido en ese mismo estadio.
La realidad nos muestra que hay una serie de situaciones que los artiguenses la manejan a su gusto y placer.
Siempre hacen sentir su condición de local, todos están “vestidos” con la camiseta del equipo local y lo hacen sentir en todo momento.
Lo lamentable es que la policía siempre colabora con ese clima y no es la primera vez que hay excesos en tal sentido.
Incluso en esta misma edición recordamos un hecho que sucedió hace un par de años atrás y que tuvo como protagonistas a la selección de Artigas, su pueblo, su gente y su policía, contra la representación de Soriano y lo hacemos con el relato de otros para que no se confundan los términos y se crea que somos demasiado subjetivos cuando tratamos el tema.
Pero, justo es decirlo, hubo una serie de situaciones que no se pueden reiterar y que son hechos atribuibles a nuestra propia gente.
Primero: Una vez que el árbitro sanciona el penal el reclamo no puede ir más allá de lo normal porque no hay chance alguna que revea esa posición máxime si es a favor del local y no tiene personalidad como para hacer valer su criterio.
En ese caso perdimos a Marcio Galli.
Segundo: La discusión del lugar donde se coloca la pelota es del árbitro con el ejecutante, nunca con un defensor.
En ese caso perdimos a André Silva.
Tercero: Cuando termina el partido tenemos dos opciones, o se baja directamente al vestuario o se reúnen en el medio de la cancha, de espaldas a la tribuna porque otra situación traerá, inexorablemente aparejado, un enfrentamiento que comienza verbal y termina con hechos con la parcialidad local y obviamente los policías, en Artigas, defienden a los suyos.
En ese caso perdimos todo, a Álvaro Sarquis, a Julio Ferreira y a Luis Alberto Souza a quien lo sacan esposado de la cancha en un hecho insólito y nunca visto en un escenario deportivo.
Hubo excesos de la policía artiguense: si, la hubo.
Hubo responsabilidad indirecta de los celestes en el hecho: lamentablemente, si, la hubo, y no se puede reiterar.