Rivera, jueves 21 de noviembre de 2024
Suplemento “El Deportivo”:

El Atlético Juvenil marcó un hito en el ciclismo nacional y… ¡se puede!

Se fue la caravana multicolor de Rutas de América y en ella estaba el equipo del Atlético Juvenil Rivera, para encarar lo que ha sido la más dura de todas las “Rutas” en “tiempos modernos”.
Partiendo, de salida nomás, por las sierras de Minas. La primera etapa de 183 kilómetros entre Montevideo, Minas, Pan de Azúcar y Piriápolis, y el divisor de aguas, la subida del mítico Ramallo.
La segunda de 173 kilómetros y “El Pororó” como escollo más duro, luego de subir y bajar por las rutas entre Piriápolis, San Carlos, Aiguá y Minas.
La tercera, de 176 kilómetros, entre Minas, Treinta y Tres, y no menos dura que las otras, dejando a la cuarta etapa entre Treinta y Tres y Melo para terminar de limar “las patas cargadas”.
Entre esas cuatro etapas se bajaron más de una veintena de hombres de los 173 que iniciaron la competición, entre ellos dos del equipo riverense: Miguel Gutiérrez y Ramiro González.
No pudieron con la sierra. Adelante, los grandes se disputaban las preseas más valiosas. Entreverados y sin “morder nada” más que los dientes, Colo Scaraffonni y Moisés Araújo esperaban salir de las sierras para buscar los objetivos planteados.
Levi Araújo el tercer hombre “riverense” mejoraba a medida que avanzaban los kilómetros. Se venía la crono y quién llegara baleado allí…
Y se vino la crono, donde Agustín Moreira clavó las agujas en 17’46” y su compañero Matías Presa se pone la malla de líder de la general, llevándose al final, y por segunda vez consecutiva, el premio mayor y la gloria.
Hasta allí fueron las esperanzas de varios guerreros que llegaban sentidos y para aquellos que no son especialistas más duro sería. Allí queda fuera del tiempo máximo permitido por reglamento nuestro artiguense adoptado por el Atlético Juvenil.
Quedaban dos etapas y había que salir a encontrar lo que se había venido a buscar. En la séptima etapa, de 200 kilómetros entre Trinidad y Las Piedras, Moisés Araújo mete las narices en el segundo lugar y araña puntos en el Sprinter, disputando directamente con el hombre que viniera a ser a la postre el ganador de la malla verde, Roderick Asconeguy.
Ya la posibilidad estaba más cerca, y quedaba la última etapa, de 174 kilómetros, por Santa Lucía y Montevideo.
Y así sale a disputar ese embalaje que le deje entre los primeros del Premio Sprinter. Sergio Scaraffonni lo lleva, lo conduce dentro del pelotón, gallardamente como se debe, pues allí “está valiendo la plata”.
Pero los equipos no la dejan barata y al llegar la disputa eran varios los que lucharon por ese “puntito” que hiciera la diferencia. Y esta vez no fue para el “Chacarita Araújo”.
Así se llega a la última meta en Montevideo, donde en un sprint espectacular Pablo Anchieri se lleva la victoria frente al “David” montevideano.
Menuda experiencia para el club riverense. Una idea construida entre los ciclistas que encontró eco en un par de colaboradores y amigos, y el respaldo legal de un club que nació para mantener vivo el “sueño de ser” de los más chicos, probando una aventura más.
La de escuchar a los ciclistas. La de probar si es o no posible que el ciclismo riverense esté “en las grandes” o donde quiera que esté el ciclismo mayor. Donde se corren las que duelen. Las que valen. Las que hacen la historia.
A los atletas que representaron al ciclismo riverense con dignidad deportiva, entereza y honestidad, no nos queda más que decirles ¡muchas gracias! Ustedes son la clara evidencia de que se puede. ¡Salud al equipo del Club Atlético Juvenil Rivera!

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