Ecos de una forma de definición que todos consideran lamentable

Hace algunos días leíamos un artículo escrito por Alejandro de León del Grupo GIEFI, que se ajusta exactamente a la forma de definición del Campeonato Nacional que tiene la Organización del Fútbol del Interior cuando, en los cuartos de finales clasifica un perdedor.
La nota comienza explicando que los “disparates” locales vienen de copiar disparates de organismos más importantes.
Con la idea de que hayan “más participantes”, “más partidos”, “más televisaciones”, “más espectadores”, “más espónsores”, “más, más y más todo… es que se aumentan los participantes y por si no fuera suficiente una fase regular, luego vienen las fases de copa y si no son divisibles entre 4 aparecen estos inventos.
Fue la FIFA la que inventó los mejores terceros en el Mundial de México 1986 y de ahí adelante ya no era necesario estar en “la mitad de arriba” en un grupo de 4 para pasar a la fase siguiente.
Después la Conmebol llegó hasta clasificar a 3 equipos de 4 de la primera fase y también impuso lo de los “mejores perdedores” (recuerden los cuartos de final de la Libertadores de 1988).
Los países sudamericanos, salvo Brasil, todos le copian las modas a Argentina, si no miren lo de Apertura y Clausura. Así empezamos a tener dos torneos por año o final entre los ganadores y después aparecieron los ganadores de la Tabla anual (que antes eran los auténticos campeones de liga).
Lo ideal en las fases de copa es hacerlas con un número divisible entre 4 y si no, sortear fases previas. Si son 6, es preferible que dos vayan a la semifinal y los otros 4 se eliminen para elegir los otros 2 semifinalistas.
Esta alternativa es más justa, pero claro no es simpática y nadie quiere irse en una fase previa, todos prefieren que vaya el mejor perdedor, porque nunca se sabe cuando le va a tocar.
En esta oportunidad la OFI clasifica a uno solo del Litoral y uno del Litoral Norte cuando, si fueran dos de cada uno, como van del Este y del Sur, el problema era mucho menor.
Ahora clasificarán los ganadores y el mejor perdedor. Insólito y realmente se trata de una “penitencia” política deportiva que viene del último acto electoral.