Rivera, sábado 30 de noviembre de 2024

Cita obligada a los buenos deportistas: El domingo es el recital solidario para el “Araña”

Juan Diego Santos, un deportista, un amigo, está a punto de dar un gran paso, luego del accidente sufrido que lo ha dejado sin lo que más le gusta hacer: jugar al fútbol.
Comenzó en el baby, allá por el año 2005, ¡cuando tenía apenas 5 años! En ese entonces era delantero en Nacional de Avda. Brasil dirigido por Jorge Gustavo Fagúndez.
Comenzó a vincularse con quienes hoy son grandes amigos: Víctor Canabarro, que hoy defiende a Cuñapirú, Braian Umpierrez, Lucas Fagúndez, Franco Fagúndez, que hoy es el 10 de Nacional en Montevideo, Matías Cabrera, “¡y algunos que ahora me olvido!”, cuenta entre risas.
Pasaron los años y en el 2009 tuvo su primer llamado a la selección de Rivera, dirigida por Oscar Borba y Daniel Antúnez, selección en la que compartió y comparte hasta el día de hoy momentos, risas, recuerdos y amigos, como Martín Correa, Tierry Toledo, Enzo Machado…
Debutó con 17 años en primera, con Nacional en la “B”. Un campeonato durísimo del que guarda los mejores recuerdos de aquel plantel conformado por amigos como Miqueas Silva, Franco Fagúndez, Lucas (primo), Corujo, El “Ojito” Maiquen, el “Mano” Rodríguez, Robinson “Baixinho” Souza, Víctor Canabarro, entre muchos otros dirigidos por Fagúndez y Gabriel Seguí.
Luego de un año exitoso pasó en préstamo a Oriental llegando a las instancias finales del campeonato de Primera División. También del club de Avda. Italia tiene gratísimos recuerdos, como lo fue el debut en el arco en el clásico, con victoria, contra el tricampeón en su momento, Lavalleja.
“Y también mucha experiencia adquirida en cancha, como en el vestuario. ¿Compañeros? Yian ‘Cuca’ Rosa, ‘Mario’ Cuevas, Fabricio Ferreira y Franco (padre), Pablo Rodríguez, el ‘Tati’, Carlos Olivera, Fernando Lima, al ‘Pulga’ Damián Pereira, Ari Beledo, quien fuera el equipier de aquel gran grupo que éramos dirigidos por Donato Lemos, otro gran técnico que tuve el gusto de ser considerado y me enseñó muchísimo”.

Juan Diego Santos dio el puntapié inicial al torneo sub-17, certamen que llevó su nombre

Terminado ese pasaje, volvió a Nacional, ya en primera división, campeonato que lo llevó a la primera citación a la selección mayor. Allí conoció a mucha gente, adquirió experiencia. Luego vino la pandemia, el fútbol parado, la gente encerrada y llegaba la tragedia…
Fue en ese momento que sufrió un accidente mientras regresaba de Tacuarembó en el mes de abril del 2021. Accidente que le dejó secuelas, como una artrosis que se generó en la cadera izquierda a causa del siniestro, la cual le impide caminar por su propia cuenta, molestias, limitaciones, rigidez, pastillas y más pastillas todos los días para poder sobrellevar ese dolor que lo consume día a día y que le cambió todo, que le dio un giro de 180º y que hoy lo tiene limitado, pero no derrotado, porque para todo hay solución. Quizás no sea la mejor o más adecuada, pero… una prótesis como solución, la cuál llegará desde Suiza y, al decir de su traumatólogo, “te vamos a poner la mejor pieza, como si fueras una Ferrari”, y la tranquilidad de que todo va a salir bien y que nunca más volverá a tocar esas muletas, esos bastones o esa silla de ruedas que en su momento por desgracia no tenía otro remedio, que usar.
La intervención se va a llevar a cabo en la ciudad de Libertador San Martín, provincia de Entre Ríos, Argentina. La misma tiene un costo de aproximadamente 5.500 dólares.
Para ello Diego cuenta con el apoyo de su familia, amigos, Club de Leones Juana de Oriol y la Intendencia Departamental de Rivera.
“¿El fútbol? Ya pasó a ser un sueño. Si bien me sentiré cómodo con el transcurso del tiempo, no es recomendable practicarlo por lo que ya estoy apuntando a otro tipo de deporte, ya más tranquilo y no tan pasional, como lo es nuestro tan querido fútbol”.
Para ello, el domingo, en el Teatro de Verano, se va a llevar a cabo el recital solidario con Lucas Sugo, comenzando a las ocho de la noche. La entrada tiene un costo de $ 200. Allí nos vamos a encontrar y colaborar para que el “Araña” pueda cumplir el sueño.

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