Se viene el Carnaval
(Por Michel Croz) Sabemos que el carnaval es la celebración de la alegría popular y la fiesta pagana. El carnaval es lo contrario de la religión. Nació contra la censura religiosa y la intolerancia de los papas.
Aunque intentaron matarla “de todo jeito” no lo consiguieron y resurgió con más fuerza. Entonces como te digo una cosa, te digo la otra. Lo opuesto también es cierto. El carnaval es la mayor ópera de la religiosidad popular. No es mera casualidad que el carnaval en Brasil tenga el estatus (casi) de verdadera institución religiosa. Si la religión viene de “re-ligar” (volver a ligar al hombre con los dioses) el carnaval es también, religión.
Es el momento donde el hombre sacándose máscaras cotidianas puede ser casi un dios, auténtico y vital.
Carnaval internacional y diverso, auténtico y vital. Pero (siempre hay un pero) un carnaval de espaldas. Rivera y Livramento tiene todos los requisitos para presentar un carnaval de alta calidad. La geopolítica ayuda. La frontera seca anima. Las escolas de samba de Santana han vuelto con color y calidad, gracias entre otros, al trabajo de la asociación que los nuclea y al entusiasmo del presidente y periodista Dagberto Reis.
Pero autoridades y comerciantes parecieran (tan solo) buscar sus propios intereses. Y entonces se cierran espacios para acordar, para negociar: se traba el diálogo y volvemos a un carnaval des-integrado, de espaldas uno al otro (un absurdo histórico y cultural). La tozudez de seguir pagando miles de dólares al infamante trío eléctrico (que no aporta nada a nuestra identidad sociocultural, y siquiera contribuye a situarnos como un evento de carácter internacional) es la cereza de la torta.
Pero más allá de oportunidades que se cierran, espacios se abren. Y mal que les pese a los que quieren que las cosas sigan como están, el carnaval popular resiste. En Livramento salen cinco escuelas de samba y algunos “blocos” en el “sambódromo” de la vecina Santana.
En Rivera salen dos murgas de peso, una comparsa y bandas estudiantiles que se agrupan para tocar “marchinas” de carnaval. No todo está perdido. Frente a la idea de “cortar” tablados, los barrios se ponen firmes y logran que en lugar de 2 o 3, salgan 7 tablados (último dato que tengo).
Las murgas son dos: “Colombina Che” multiganadora de las últimas épocas con la dirección del eficiente “Mandanga” Bertiz, y la vuelta de una murga que supo hacer historia: “La Nueva Reina” bajo certera batuta de Martín Smaldone. La cosa viene bien. Por fin va ha haber competencia. De la sana, de la buena de la necesaria. La pena, siempre hay una pena, es que no hayan salido nuestras gloriosas murgas riverenses, las históricas, a las que la intendencia y la comisión de carnaval deberían apoyar a a través de un concurso dentro de una categoría especial (¡hay tantos buenos carnavaleros, hay tanta buena memoria popular a punto de perderse!).
La ONG “Comunidad Cuaró” que nuclea a varios grupos sociales y culturales del barrio Rivera Chico se puso la camiseta y las cuerdas de tambores, y salen con una comparsa que incluye la participación de gurises del INAU, vecinos e integrantes de Mundo Afro. Buena iniciativa a imitar.
Ya se viene el carnaval, la fiesta popular. Apróntese para la alegría. Sáquele el polvo a la reposera y venga con su familia a los tablados. Y si le gusta las escolas de samba, están allí, cerquita en la frontera.
Hay pa’ todos los gustos, incluyendo a eléctricos disgustos.