Rivera, lunes 13 de octubre de 2025

Nuestra opinión: El comentario del partido

Queremos aclarar una situación generada al término del encuentro entre Huracán y Peñarol, donde un jugador nos quiso imponer lo que escribir en el comentario del partido.
Llevo ya más de cincuenta años de trabajo en los medios, vi jugar a grandes jugadores, también he visto a otros que nunca hubieran merecido utilizar una camiseta representando a un club.
He visto a grandes árbitros y también de los otros, a notables delegados y los que van por cumplir con el club.
Pero ninguno de ellos, ni siquiera los notables jugadores que Rivera supo tener en el pasado, y cuando yo era un principiante y un gurí que recién comenzaba, me decían lo que debía escribir o hablar.
Me voy a equivocar como se equivoca el árbitro, el jugador, cuando erra una oportunidad de gol o cuando se hace un gol en contra, pero nunca voy a actuar con mala intención porque felizmente creo tener a muy buenos amigos en todos los equipos del fútbol riverense.
Sin embargo, lo que no tolero (y ahora quizás por la edad) es que estén dictando normas en cuanto a mi profesión porque yo nunca lo haré con la de ellos.
Y lo que duele es que partió de una persona a quien la consideraba, como jugador y como persona, que ya había tenido alguna transgresión a fines del año pasado pero resolví olvidarlo al estimar que estaba con la adrenalina muy elevada.
En cierta oportunidad, hace ya muchos años, hice el curso de Instructor de Árbitros y no para dictar cátedras sino para saber, al menos un poco más que el común de los aficionados, de los técnicos y de los propios jugadores que en su gran mayoría no tienen idea de las Reglas de Juego.
Por ética JAMÁS escribiré o comentaré la actuación de un árbitro porque se trataría de una falta de ética y si algo tengo que decirles a los árbitros riverenses lo haré en la interna, en el vestuario o en la reunión.
Que un árbitro va a errar no hay duda alguna, porque es humano como yo, como usted, como todos y hasta el momento no conozco a nadie que no se equivoque nunca en algún aspecto de la vida, pero lo que es intolerable es la prepotencia y la forma de dirigirse a una persona que está cumpliendo su actividad, que no es precisamente la de arbitrar un partido.
Pero a pesar de los más de cincuenta años de profesión uno aprende día a día a conocer a ciertas personas que tienen piel de cordero, pero son más feroces que un lobo.

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