Rivera, domingo 6 de octubre de 2024

El nombre de la Mtra. Mirta Gollardía se suma al nomenclátor de Rivera

En horas de la mañana de ayer, lunes, se llevó a cabo la ceremonia en que pasó a denominarse con el nombre Mtra. Mirta Gollardía a la calle paralela a Bvar. Manuel Oribe, entre Dr. Ambrosio Velasco y Ernesto P. Sosa.
La calle tiene trescientos metros de longitud y nace en la intersección con Dr. Ambrosio Velazco, corre de norte a sur en forma paralela al Bvar. Manuel Oribe, y pasa frente al Hogar de Ancianos “Santa Fe”, en el barrio La Racca.
La ceremonia se realizó con la presencia del Intendente Departamental de Rivera, Cr. Richard Sander, el Secretario General, Arq. José Mazzoni, junto a los familiares de la maestra, así como demás autoridades departamentales.
La ceremonia comenzó con las palabras de la edil Elizabeth Rodríguez (PC), quien fue la autora de la propuesta en la Junta, lo que se aprobó por Decreto 1773/2020, promulgado con la Ordenanza 5/2020 de la Junta Departamental.
Posteriormente, el hijo de la homenajeada, Luis Wilson de Almeida, compartió un emotivo discurso, y al finalizar, autoridades, familiares y amigos, descubrieron la nueva Placa de señalización.

BIOGRAFÍA PRESENTADA EN LA JUNTA DEPARTAMENTAL DE RIVERA

NÉLIDA MIRTA GALLARDÍA CALVINO (1927-2003).
Nació en la ciudad de Rivera, el 30 de junio de 1927, hija de Vicente Gollardía y Encarnación Calvino. Cursó estudios en la escuela Nº 1 y en el liceo departamental, para luego proseguir sus estudios de magisterio en la capital del país, culminando los mismos en el año 1945. Fue integrante del coro del SODRE, formado en su mayoría por estudiantes del instituto de magisterio.
Al regresar a Rivera, comenzó su carrera como docente en escuelas rurales, recorriendo muchas localidades del departamento. En su trayectoria como maestra rural, fue conociendo y conviviendo con las distintas problemáticas de cada lugar, y como la escuela era el centro de referencia de las localidades, comenzó a organizar a la gente, logrando formar grupos de cooperación y desarrollo.
En ocasiones, logró llevar a Jueces de Paz y personal de registros a las escuelas para realizar inscripciones, registros de nacimiento e incluso casamientos, con la finalidad de regularizar situaciones de niños y personas indocumentadas, algo muy común en esa época. Como maestra siempre estuvo en la docencia directa, aunque también ocupó cargos de dirección, pero siempre con clases a cargo. Se casó con Wilson de Almeida, brasileño, vinculado al área de farmacias.
Tuvo tres hijos, los que la acompañaron siempre a cada escuela rural en la que estuvo, siendo la última la Nº 89 de la localidad de Piedras Blancas. En 1967 dejó definitivamente la campaña para pasar a trabajar en la escuela Nº 1 Gral. José Gervasio Artigas. Su vocación de servicio llevó a que se vinculara en distintas actividades relacionadas al centro docente y su entorno, es así que participó en la formación y creación de la banda y del grupo de danzas tradicionales. Fue una activa propulsora en la creación de otros centros, entre ellos el primer Jardín de Infantes del departamento (Nº 108).
En 1974 es trasladada a la escuela Nº 8 República Argentina, como maestra de 6º grado, cargo que desempeñó hasta su jubilación. Su capacidad de trabajo y de servicio al prójimo, siempre cercana a las necesidades de la gente, la llevaron a formar parte de la Comisión Filantrópica Santa Fe, participando activamente en la creación del Hogar de Ancianos de Rivera, junto a la Sra. María Esther Pombo (“la Cieguita”). En 1976 cuando se inauguró el Hogar, se desempeñaba como Secretaria de la Comisión, siendo su Presidente el Dr. Altivo Esteves.
En el año 1981 fue electa Presidente de la Comisión Filantrópica Santa Fe, cargo que ocupó hasta 1995, cuando dejó el mismo por problemas de salud. Durante su presidencia, se completaron los proyectos edilicios, con la creación del ala de los varones (1983), de los matrimonios (1989), así como de la lavandería, enfermería y salón de usos múltiples (1992), que luego llevaría su nombre como homenaje a su labor. Poco después se jubila, luego de 36 años de labor, hecho que le afectó bastante dada su vocación por la docencia. Esto no le impidió seguir con sus clases particulares de apoyo a escolares, liceales, estudiantes de magisterio y preparación para ingresos a la escuela policial y militar, actividad que realizaba a diario luego del horario escolar.
Su jubilación llevó a que se aferrara más al trabajo por los más desvalidos, los ancianos sin familia. Era muy común encontrarla por la tarde, sobre el fin de jornada en el Hogar de Ancianos, su segunda casa. No se tomaba vacaciones, siempre quería estar en actividad, contagiando con su entusiasmo a los que la rodeaban. El progreso y crecimiento continuo de la obra en el hogar, no sería posible si no fuera por el apoyo que siempre tuvo de su familia y del grupo de colaboradores que había logrado formar. A menudo, decía que los logros no eran suyos sino de la gente y que su función, era encauzar todo ese potencial existente. Así fue. El trabajo rindió sus frutos y el Hogar de Ancianos pasó a ser un centro de referencia no sólo barrial, sino también de la ciudad.
Allí, se organizaban distintas actividades con los vecinos, entre ellas, la creación de la biblioteca en el salón comunal de las viviendas de Paso de Castro. Se promovieron, además, diversas actividades con las distintas congregaciones religiosas, también con Cruz Roja, entre otras, integrando así al Hogar y a sus ancianos a la sociedad. En su necesidad de servir a los demás, entre tantas actividades, su salud se resintió. Ésta fue deteriorándose día a día, al punto de tener que dejar su trabajo al frente de la Comisión Filantrópica, culminando su labor en el año 1995, dejando además toda participación social en forma definitiva. A finales del año 2001 y para mejorar su tratamiento médico, pasó a residir en Montevideo junto a sus hijos. Fallece el 10 de enero de 2003 en la capital a los 75 años a causa de Alzheimer.

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