Lamentable episodio en un partido del baby fútbol riverense por intolerancia de un padre

En la fecha pasada del fútbol infantil riverense se registró un hecho realmente lamentable y que se debe desterrar inmediatamente con la finalidad que hechos similares se reiteren.
Por razones obvias y como no corresponde hacerlo, vamos a omitir nombres, ni siquiera de los equipos que jugaban porque no aporta absolutamente nada, mucho menos el del niño directamente involucrado, porque en definitiva es quien más ha sufrido el hecho.
Se jugaba uno de los tantos encuentros fijados por la Liga y en determinado momento el árbitro escucha que desde afuera, el padre de uno de los jugadores, insultaba a los compañeros de su propio hijo.
Inmediatamente transfirió los insultos al árbitro del encuentro por lo que se acercó para solicitarle que se retirara del escenario deportivo lo que está amparado en la reglamentación vigente.
En principio el hombre en cuestión se negó a salir pero luego, mediante gestión realizada por dirigentes y técnicos de su propio equipo, se fue pero volvió a llevarse a su hijo del campo de juego.
Se subió a su coche, dejó a su hijo junto a su esposa pero volvió con un arma blanca intentando ingresar nuevamente a la cancha para agredir al árbitro.
A esta altura de los acontecimientos algunos efectivos policiales que estaban como particulares asistiendo el espectáculo deportivo habían solicitado la presencia de efectivos de la Seccional Primera y rápidamente lograron quitarle el cuchillo que portaba.
El árbitro suspendió el partido y los funcionarios policiales preguntaron acerca de la posibilidad de realizar la denuncia debido a que había un hecho consumado y que la Policía tenía en su poder el cuchillo en cuestión.
Al ver, en la camioneta, al chico llorando desconsoladamente por ser testigo presencial del hecho y ante la posibilidad que la policía se llevara detenido a su padre, el árbitro entendió que el chico ya había tenido el peor domingo de su historia, por lo que no quisto agravarle la situación y no formuló denuncia alguna salvo la que está estampada en el formulario deportivo y ahora corresponde al Tribunal adoptar las medidas pertinentes.
Lamentable situación que requiere, por lo menos, un instante de reflexión a todos, a quienes van a los partidos del fútbol infantil a exteriorizar sus problemas personales y no piensan, ni por un segundo, que al que le hacen un mal enorme, es a su propio hijo.
Sólo una pregunta final al padre: ¿cómo se le borra de su vida estos minutos que pasó el chico en una cancha de fútbol donde todos pensamos que va a jugar?

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