La realización del lanzamiento del Campeonato de Confederaciones, que luego se transforma en Nacional coincidió con el Congreso Extraordinario de la OFI donde se aprobó un presupuesto muy peligroso porque no tiene fondos para sostenerlo.
Se hizo, al decir de uno de los Consejeros, una estimación luego de haber “sacado la Lotería” y como si todos los años sucediera lo mismo.
Peñarol, con su proyecto, llevó más de cien pases de jóvenes del interior pero, ¿eso sucederá todos los años?, y el presupuesto está tomado casi con esos mismos datos.
Era obvio que no se podía otorgar $ 12 por kilómetros como fondo de transporte, pero varias Ligas presionaron para que así fuera y además el novel Ejecutivo quedaba muy mal cuando en principio había dicho que se podía otorgar hasta $ 20.
Tampoco hay equidad en el reparto de esas utilidades y las Ligas lo hicieron saber quedando un compromiso formal que este es el último año que se juega de esta forma, con OFI actuando como administradora y no como organizadora.
Hubo temas ocultos como por ejemplo la situación de la tesorería con un tesorero que renunció, con un informe de la Comisión Fiscal y la conformación de una Comisión Investigadora que deberá analizar el faltante de comprobantes de una fuerte suma de dinero. Nadie dijo absolutamente nada al respecto.
De los discursos del acto central ni hablemos, nadie dijo absolutamente nada y quien dijo algo, no lo dijo amparado con los hechos, como por ejemplo el Presidente de la AMF (Asociación Montevideana de Fútbol) que destacó todo lo hecho en el sentido de la integración del interior a la aspiración de contar con una AUF.
El Ministro de Turismo y Deportes se refirió al tema de la violencia en el fútbol capitalino y lo que se había hecho en el intento de erradicarla.
Del discurso del Presidente de la OFI, ni hablemos, lo publicamos textualmente, sin quitar ni agregar nada para que algún lector, que sea inteligente o superdotado, pueda encontrar algún contenido y nos lo haga saber.
Como corolario, se contó con la “animación” del mismo “maestro de ceremonias” de siempre que pretende ser el eje central del espectáculo tratando, en todo momento, de opacar a las autoridades con discursos y anécdotas repetidas que ya no llaman la atención porque tampoco nunca le prestó atención al fútbol de “tierra adentro”, como él mismo lo señala.
