La selección juvenil celeste jugó un buen partido amistoso en Melo pero terminó perdiendo por uno a cero.
El gol fue la única diferencia en el partido y se produjo luego de un error defensivo en la salida con pelota asegurada desde el fondo.
Ese error llevó a que el delantero arachán se encontrara con la pelota cuando ya no la tenía y pudiera culminar con la pelota en el fondo de la red.
Transcurría el último minuto del primer tiempo y fue un verdadero balde de agua fría para nuestro equipo que no pudo reacomodarse en el complemento a pesar de los cambios.
Sin embargo el técnico sabe que de esta lección hay aspectos altamente positivos que se deben trabajar y otros negativos que hay que corregir.
Por ejemplo y nada tiene que ver con la pelota en juego, lo relativo a la posibilidad de inculcar valores, por ejemplo de responsabilidad.
El cuerpo técnico citó a los jugadores para que estuvieran presentes a las dos y media de la tarde para salir a las tres.
Paulo Arévalo, a las 14:30 pasó lista e integró el equipo titular con quienes estaban presentes en ese momento.
Quienes llegaron después se fueron al banco de suplentes.
Se perdió en lo que tiene que ver con el equipo que el técnico había dispuesto con anterioridad pero se gana en responsabilidad y en el futuro del joven no desde el punto de vista deportivo sino como persona.
Los errores técnicos tienen que ver fundamentalmente con la cantidad de pases errados y posibilidades de gol que no se concretaron.
Pero, en el caso de los juveniles se sigue trabajando con tranquilidad con la convicción de saber que se puede mejorar mucho y que de no haber errores en la defensa, tenemos un buen muro de contención en el fondo.
Falta mejorar y perfeccionar el sistema del medio de la cancha, la posibilidad de llegada a zona ofensiva y la utilización de remates de media distancia como forma válida para llegar a la obtención de goles.