El grupo Los Coronillas presenta su más reciente trabajo discográfico, el tercero de la historia de la banda, “A puro coronilla” es el título y ya se encuentra a la venta en diferentes locales de Rivera, tales como Madonna Shop, Kiosko de Luciano, Heladeria Passione y Carnicería Marconi.
Participan del disco, siete músicos ejecutando guitarras, percusión, batería, bajo y gaitas: Fernando Viera. Primera guitarra, Mauricio González Bajo y coros, Patricio González. Segunda voz y guitarra, Marcelo Alvariza. Primera voz y guitarra base, Andrés Olivera. Batería, Rafael Trindade Acordeón, Hugo Silveira- Percusión y accesorios.
Los Coronillas se encuentran en este momento trabajando en la presentación oficial del disco tanto en Rivera como en el interior del país.
Nos alegra esta nueva entrega, por Marcelo, por Patricio, los líderes del grupo, Maestros más que en la escuela, en la vida y claro que también por Andrés y los demás integrantes que seguramente en ellos dos tienen un buen espejo.
El “Jony” de Mello pinta este trabajo como sólo él puede hacerlo: “Se trata de una propuesta agrestemente fronteriza con una unidad estructural básica que vuelve este compacto muy disfrutable al oído y -sobre todo- muy bailable. Por fronterizo entendemos la conjunción de lenguaje, tanto de textos como de instrumentos. Lenguaje poético y musical.
Los dialectos del portugués presentes en el norte uruguayo, mezclados con la presencia del portugués “gaúcho” del sur del Brasil, armonizan con las dos “gaitas” riograndenses de Sandro Farías y Gregory Suárez, que destaco especialmente, al lado de las no menos estupendas guitarras de Fernando Viera y Fabián Rivas.
Este último, sobrino de Luis Alberto Rivas, el popular “Librija”, guitarrero sin igual en el concierto popular de esta frontera. Siempre hablamos de linajes.
Diría que estas “acordeonas” o “cordionas” según se va abrasilerando la “gaita”, son más brasileras que orientales, más propiamente “gaúchas” que “castelhanas”.
Y es que están en su puesto justo, pues pertenecen a esta comunidad cultural Rivera-Livramento, y se diferencian por ejemplo de la sonoridad de los acordeones de doble hilera o a piano, o “verduleras” de más al sur, como las de Tacuarembó, sin ir más lejos. Sonoridades estas más pampeanas, con permiso de Yupanqui y hasta, si se quiere, más gardeleanas.
Hay como un intento, en este trabajo dirigido por el treintaytresino Marcelo Alvariza (maestro de escuela, gestor cultural y cantautor) y el también maestro y cantor riverense Patricio González, de demarcar bien la posición de este disco compacto, en estas vastas fronteras fijando su epicentro -a mi juicio- en esta doble ciudad fronteriza en una elección simbólica: la canción “A mi Ciudad” que viene de la música ciudadana, del tango, de la estirpe del maestro Julián Dutra.
Pero, curiosamente, de ahí deviene lo rural, desde la sensibilidad lúcida de estos maestros rurales, precisamente, que son Marcelo y Patricio, herederos de Lena, de Jesualdo Sosa, y tantos más. A sabiendas de que la primera virtud de un educador de niños es saber transmitir el amor propio.Que no es otra cosa que el amor a sus padres y ancestros, a su cultura y a su tierra.
Es un disco curioso, a veces ingenuo y por eso mismo, entrañable, querible y festejable como un niño recién nacido. Que lo disfruten”, concluyó.