I
En Calle Brasil Cultural, dentro del ciclo Artepensamiento de Miércoles, conversó con nosotros Cristian Sena, sobre Umbanda, cantando os pontos y desarrollando con entusiasmo y conocimiento otros temas como, religión, religiosidad, sectas, las diferencias entre umbanda, quimbanda, candomblé y el candombe afrouruguayo. Las características de las vertientes afro-fronterizas en Riveramento y sus terreiros, caciques, pai de santo, mae de santo.
Y las conexiones con las deidades de las variadas mitologías por las que estuvimos transitando y en contacto con su ética y su estética. Fueron dos horas, muy movidas con un público muy atento y participativo.
Hay mucho de arte en las manifestaciones religiosas (no estamos descubriendo nada nuevo), ligadas a la música, a la percusión y a las cantigas. También en las danzas que “re-ligan” (de ahí surge la palabra “religión”) a dioses y a humanos. El arte y la religiosidad (espiritualidad), tan necesarias, en tanto, resistencia a la dominación y torturas practicadas por la cruz y la espada de los blancos conquistadores.
Hoy se presentan otras formas de esclavitud, y las religiones de matriz afro siguen siendo espacios de libertad, liberación y caridad. Resistiendo para reexistir con una ética basada en el amor y en expresiones estéticas inclusivas y libertarias.
II
El sincretismo entre las mitologías africanas y la cristiana, que ha dado lugar a maravillosas manifestaciones de las religiones afro-fronterizas populares (nadie lo dude, por la cercanía con Brasil). La umbanda es una de ellas, y es la que prima en el terreiro de Cristian Sena, pai Cris. Cierro esta crónica con un poema anónimo que da cuenta de la riqueza ideológica, humanista y social de la umbanda.
“Ser umbandista não é ser apenas religioso.
É ser cristão.
Ser umbandista não é ostentar uma crença.
É vivenciar a fé sincera.
Ser umbandista não é ter uma religião especial.
É saber que tem grande responsabilidade para consigo mesmo e para com o próximo.
Ser umbandista não é querer superar o próximo.
É querer superar a si mesmo através da reforma íntima e das boas ações.
Ser umbandista não é construir templos de pedra.
É transformar o coração em templo eterno.
Ser umbandista não é apenas aceitar a reencarnação.
É compreendê-la como manifestação da Justiça Divina e caminho natural para a perfeição”.