Ni el argentino César Aira, ni la china Can Xue, ni el japonés Haruki Murakami, ni el indio Salman Rushdie, ni la canadiense Anne Carson y mucho menos el estadounidense Thomas Pynchon. La Academia Sueca anunció hace algunas semanas atrás que el Premio Nobel de Literatura se entregará a la surcoreana Han Kang “por su intensa prosa poética que confronta traumas históricos y expone la fragilidad de la vida humana”. El jurado valoró la consistencia temática y la variedad estilística de la autora para abordar temas de la historia reciente en su país, y el manejo de una prosa “entrañable y a la vez precisa”.
Han “tiene un conocimiento único de las conexiones entre cuerpo y alma, vivos y muertos, y con su estilo poético y experimental se ha vuelto una innovadora de la prosa contemporánea”, dijo Anders Olsson, vocero del comité del Nobel, y agregó que “la empatía de la autora por las existencias vulnerables, generalmente femeninas, es evidente y se ve reforzada por su prosa cargada de metáforas”.
El anuncio de Estocolmo convirtió a Han en la primera autora surcoreana en recibir el Nobel de Literatura, y en su ganadora número 121, si tenemos en cuenta que el premio se entrega desde 1901 y fue compartido en dos ocasiones. Su lanzamiento internacional llegó con la novela “La vegetariana”, que apareció en 2007 y nueve años después, tras ser traducida al inglés, ganó el Booker Prize.
La obra fue editada por Random House en español este año, aunque aún no circula impresa en Uruguay. También fue publicada en 2012 en Argentina por la editorial Bajo la Luna y en España por la editorial: RATA, que también publicó las novelas “Actos humanos” y “Blanco”, basada en la muerte de la hermana mayor de Han.
NOVELA CONSAGRATORIA
“Escrita en tres partes, La vegetariana retrata las violentas consecuencias que se producen cuando su protagonista Yeong-hye se niega a someterse a las normas de ingesta de alimentos. Su decisión de no comer carne provoca reacciones diversas y completamente diferentes. Su comportamiento es rechazado por la fuerza tanto por su marido como por su padre autoritario, y su cuñado, un videoartista que se obsesiona con su cuerpo pasivo y la explota erótica y estéticamente. Al final, la internan en una clínica psiquiátrica, donde su hermana intenta rescatarla y devolverla a una vida “normal”. Sin embargo, Yeong-hye se hunde cada vez más en una condición similar a una psicosis expresada a través de los “árboles en llamas”, un símbolo de un reino vegetal que es tan atractivo como peligroso”, explica la Academia.
“Cuando escribo ficción, pongo mucho énfasis en los sentidos. Quiero imprimir sensaciones vívidas, como el oído y el tacto, e imágenes. Les imprimo esas sensaciones a mis frases como si fueran corrientes eléctricas, y luego, extrañamente, quienes me leen distinguen esas corrientes. La experiencia de esa conexión me resulta fenomenal”, dijo Han en 2016, en diálogo con la organización del Booker Prize.
En cuanto a las connotaciones políticas de “La vegetariana” y sus vinculaciones con la situación de su país, afirmó: “Estoy de acuerdo en que se puede leer como una parábola en contra del patriarcado. Sin embargo, no creo que sea algo que ocurre únicamente en la sociedad coreana. Puede haber diferencias de grado, pero creo que es universal.
Acerca de la estructura de la novela, en la que la protagonista es mostrada a través de la mirada de su hermana, su marido y su cuñado, Han explicó: “Yeong-hye es un personaje extremo y fuerte. Está decidida a volverse una planta para salvarse. La ironía, por supuesto, es que ese esfuerzo la acerca a la muerte. En vez de hacer que ella hable directamente, quería mostrar a través del punto de vista de otros personajes cómo se la observa, odia, malentiende y cosifica. Me imaginaba los momentos en que los lectores arman las piezas y emerge la verdad”.
PROSA SENSORIAL
Han nació en 1970 en la ciudad de Gwangju y a los nueve años se mudó a Seúl. Su padre era novelista. En paralelo a la literatura, ella se dedicó a las artes visuales y la música, en una diversificación que es palpable en su propia obra, informa la biografía compartida por la Academia.
“Comenzó su carrera en 1993 con la publicación de varios poemas en la revista Literatura y Sociedad. Su debut en prosa llegó en 1995 con la colección de cuentos “Amor de Yeosu”, seguida poco después por varias otras obras en prosa, tanto novelas como cuentos. Entre ellas destaca la novela “Tus frías manos”, que tiene huellas obvias del interés de Han Kang por el arte. El libro reproduce un manuscrito dejado por un escultor desaparecido que está obsesionado con hacer moldes en yeso de cuerpos femeninos. Existe una preocupación por la anatomía humana y el juego entre persona y experiencia, donde surge un conflicto en la obra del escultor entre lo que el cuerpo revela y lo que oculta. “La vida es una sábana que se arquea sobre un abismo, y vivimos sobre él como acróbatas enmascarados”, como afirma de manera reveladora una frase hacia el final del libro”, dice la biografía publicada por la Academia.
EN BIBLIOTECA PAÍS
Tanto “La vegetariana” como “La clase de griego” se pueden leer de forma gratuita en español en Biblioteca País.
En “La lección de griego”, aparecida el año pasado, un hombre y una mujer narran escenas de sus vidas; ella está preocupada por su madre y procesa el alejamiento de su hijo, mientras va perdiendo la capacidad del habla, mientras que el hombre, que es su profesor de griego, está perdiendo la vista y también experimenta el progresivo distanciamiento de su familia. Fuentes: La Diaria e investigación propia.