Por otra parte cuatro empresas de transporte de pasajeros efectúan siete frecuencias diarias de ida y siete de regreso entre la capital departamental y la de la Octava Sección, debiendo los usuarios soportar casi tres horas de viaje para recorrer los ciento cuarenta kilómetros que separan ambas localidades.
En ese extenso lapso, nunca vimos a la Ruta 27 en tan calamitoso estado de deterioro, principalmente en el tramo que va de Rivera a Tres Puentes, coincidente con la zona de mayor explotación forestal y de un consiguiente tránsito pesado más intenso.
Somos sabedores de que las intensas lluvias han brindado su aporte para que se multiplicaran los innumerables pozos existentes, pero también sabemos que hace muchísimos años que se reclama por parte de todos los usuarios de esta vía de tránsito, que se deje los remiendos de lado y que se le haga un trabajo en serio, así como vemos en el sur y este del país.
¿O será que los ciudadanos que vivimos al norte del Río Negro no pagamos impuestos y no tenemos derecho a transitar con comodidad y seguridad por nuestras carreteras?