Gobierno Departamental de Canelones donó una silla anfibia a la Intendencia de Rivera

En la bajada accesible al río Santa Lucía, ubicada en el Club Náutico de dicha ciudad, el Gobierno de Canelones donó dos sillas anfibias a las intendencias de Rivera y Flores, lo que les permitirá a estos departamentos replicar por primera vez la experiencia del programa Mar al Alcance, que desarrolla la Intendencia de Canelones desde 2015.
El Responsable del Área de Discapacidad del Gobierno de Canelones, Federico Lezama, explicó que tanto la Intendencia de Flores como la de Rivera, conociendo la experiencia de Canelones, solicitaron apoyo con equipamiento en calidad de préstamo, pero desde el Gobierno Departamental canario se resolvió que fuera una donación. Además, añadió que a ambos departamentos se les transmitirá la experiencia del programa Mar al Alcance y su abordaje, para que el punto accesible, además de la silla anfibia, cuente con baño, con estacionamiento, con espacios de sombra, es decir, con un conjunto de elementos que son importantes para poder realizar el paseo de forma completa.
“Esta donación es parte de las acciones que entendemos que son necesarias, es decir, apoyar a otros lugares que quieren llevar adelante estas propuestas”, manifestó el Director General de Deportes del Gobierno de Canelones, Alejandro Pereda, y añadió que las intendencias de Flores y de Rivera pretenden también comenzar con estas actividades y una forma de que esto se pueda concretar es donando las sillas anfibias, que serán las primeras en cada uno de los lugares.
La Secretaria General de la Intendencia de Flores, María Noel Villalba, hizo énfasis en que esta donación es un gran aporte que surgió luego de un trabajo entre ambas intendencias, de Canelones y Flores. Asimismo, puntualizó que en el departamento de Flores tienen “espacios como el arroyo Porongos y el balneario Don Ricardo y también los lagos de Andresito, en lo cual veíamos necesario poder contar con una silla anfibia y con una pasarela para que todas las personas puedan acceder al balneario y utilizarlo de la misma forma que todos”.
Por su parte, el integrante de la Secretaría General de la Intendencia de Rivera, Fernando Pedrozo, manifestó que “recibir esta silla es ver una sonrisa en una persona que capaz que no hubiese podido tener la oportunidad de poder entrar a un río o a un arroyo”, al tiempo que expresó “un agradecimiento muy grande a la Intendencia de Canelones”.

El programa Mar al Alcance se enmarca dentro de la política de accesibilidad e inclusión que lleva adelante el Gobierno de Canelones, a través de diferentes direcciones generales. Se trata de generar sitios de playas accesibles donde las personas puedan tener equipamiento para acceder y permanecer en la playa y tomar baños en el mar o río.
“Es la convicción política de que nadie puede quedar afuera de los servicios y del disfrute de los espacios que tiene nuestro departamento”, aseveró el Responsable de Discapacidad del Gobierno de Canelones, quien, a su vez, opinó que “el objetivo de la sociedad es la felicidad y eso se logra cuando uno puede ser parte y participar con el conjunto de su familia, de sus afectos y el conjunto de la sociedad. El mar, el río, son lugares donde generalmente la gente elige ir cuando dispone de la totalidad de su tiempo, entonces esa barrera para algunas personas simbolizaba un impedimento importante a esa búsqueda de la felicidad”.
En este sentido, y en el ámbito en la donación de estas dos sillas anfibias, se destaca la experiencia de la bajada accesible de Santa Lucía debido a que fue una de las primeras en todo el departamento de Canelones y donde nació Mar al Alcance. Sobre esto, Lezama precisó que Santa Lucía es, de cierta forma, el “ícono” del mencionado programa y de las bajadas accesibles, puesto que las primeras sillas anfibias fueron fabricadas por la comunidad santalucense, en específico por la Asociación de Discapacitados Motrices de Canelones (ADMISCA), quienes “identificaron esta necesidad y tuvieron la creatividad y capacidad de fabricarlas”, por lo que, a partir de ahí, la Intendencia de Canelones tomó esa experiencia y la transformó en un programa de política pública.

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