El “Expreso Esperanza” llegó temprano a “Rincón de Diniz”, para cumplir con su tarea rutinaria, pero no se trataba de un día más, era el “del casamiento”, la tripulación del ómnibus, ya palpitaba lo que más tarde se iba a venir.
Sobre el mediodía, fueron llegando invitados y medios de comunicación, locales y nacionales. La tarde era cómplice ideal. Una torta, con la marca registrada del lugar, dos murciélagos, decoraba la mesa, sobre el patio de la casa.
Sin los atrasos comunes a las novias, sobre la hora 14:30, Silvia descendió del ómnibus, llevando un hermoso vestido de novia y tal como se lo pidiera su hija, con larga cola, acompañada de José Scarchelli.
Bibiano, junto a Alicia Schiavo, la esperaba con rostro nervioso. No era un casamiento común y corriente, así lo demostraban cámaras, grabadores, micrófonos y la presencia del propio Intendente Tabaré Viera, Vilibaldo Rodríguez, Abilio Briz, Raúl Armand Ugón, el Gerente del BPS Luis Durante, Don Ernesto López, entre otros.
La marcha nupcial y luego el Ave María, mezclado entre canto de pájaros y una suave brisa, le daban un toque de emoción muy especial a la ceremonia y finalmente luego de muchas firmas llegó el esperado “Sí”, las alianzas que sellaban la unión y un beso, seguido de un abrazo, profundo, sencillo, como es la propia vida de los Davan.
No faltó nada, ni siquiera un hermano de Silvia que desde hace veinte años no compartía con ella una jornada completa, hace siete habían estado juntos un par de horas.
Ni siquiera, Mirta, madre de Silvia, que emocionada, entre alguna lágrimas decía de la alegría de “ver a una hija casarse de blanco”.
No faltó el ramo de flores que fue a parar a manos de una joven que con esperanza y alegría lo recogió, no faltaron las ligas, ni la alegría, ni el brindis con champagne.
Pero especialmente no faltó la calidez humana, la actitud solidaria de muchos y no faltó la dignidad, con que en todo momento se comportaron Silvia, Bibiano y su familia.
Los ruidos que llegaron desde la ciudad no lograron perturbar su paz.
Realmente valió la pena, desde todo punto de vista.
En primer lugar el reconocimiento a Alicia Schiavo como “comandante” del bus, por la tarea de Raúl Armand Ugón, como coordinador de Juntas locales, apoyando esta tarea. A Rotarios y Leones que brindaron su apoyo.
Realmente reconforta apreciar cuando la tarea del estado es eficiente y eficaz, cuando cumple con su objetivo de servicio a la comunidad. Valió la pena por conocer a los Daván, por volver a “Rincón de Diniz”, para dar cuenta de una buena noticia.
¡Felicidades a los novios y su gurisada!