Según datos preliminares de la División de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública (MSP), en el 2020, año marcado por la pandemia de COVID-19, el número de fallecimientos por problemas respiratorios disminuyó.
La adopción de las medidas de prevención para la propagación del virus del SARS- CoV-2 derivó en una inesperada, aunque razonable baja en la trasmisión de otros virus también potencialmente mortales como siempre lo fueron el de la influenza, la neumonía u otros que producen infecciones respiratorias agudas graves.
El uso de masacrilla facial, la frecuente higiene de manos con agua y jabón o su desinfección con alcohol en gel, el no compartir utensilios de cocina como vasos, cubiertos, platos o el mate, el distanciamiento físico y un buen alcance de la última campaña de la vacuna antigripal, para la que se accedió a un millón de dosis que estuvieron a disposición de la población, son los elementos claves y distintos que aparecieron de mano de la pandemia de la COVID-19.
En 2019 los datos oficiales indican que, a razón de afecciones en el tracto respiratorio superior, bronquitis, bronquiolitis, neumonía, la gripe estacional y otras afecciones respiratorias no especificadas, fueron 1.661 el total de fallecidos. Mientras que, en el 2020, año en el que se le suma la enfermedad de la COVID-19 provocada por el virus del SARS-CoV-2 a las causas de afecciones respiratorias que podrían desencadenar el fallecimiento de la persona que cursa la enfermedad, las muertes fueron 1.204, lo que implica una caída del 22.5%.
Si se compara con años anteriores los fallecimientos por influenza y neumonía, se puede notar con claridad la baja de muertes en 2020 por estas razones: en 2019 fueron 1.190, en 2018 1.089, en 2017 1.083 mientras que en 2016 -año que padecimos una ola de gripe H1N1- ascendieron a 1.336. El año pasado estas enfermedades provocaron la muerte de 804 personas.
Es importante aclarar que son aquellas personas con comorbilidades previas, es decir, que ya padecían enfermedades como diabetes, obesidad, hipertensión, enfermedades renales, EPOC, asma, las susceptibles a padecer la COVID-19 con más síntomas, que pueden tornarse en un cuadro agudo que tenga como desenlace el fallecimiento de la persona. También son consideradas población de riesgo las personas mayores de 65 años porque, por lo general, con la edad el sistema inmune se hace más lento para reaccionar a un agente nocivo externo como es un virus de este tipo.
Lo importante en todos los casos es seguir con las medidas de prevención puesto que el SARS-CoV-2 es un virus altamente contagioso y, como lo indican los números preliminares de 2020, estas medidas también han colaborado con la baja en la mortalidad a consecuencia de otras virosis.
* Los datos definitivos sobre los fallecimientos de 2020 estarán disponibles a la población a partir de julio de 2021 cuando ya se haya terminado el procesamiento de los mismos.