Parece que es imposible encontrar una solución y que el cambio no llegará, por lo menos a corto plazo.
Comienza una nueva edición del Campeonato Nacional y salvo un milagro, que ojalá ocurra, vamos a enfrentarlo con los mismos errores de todos estos últimos años.
Quizás la última buena experiencia se hizo en el año 2006, cuando el Presidente de la Liga era el Dr. Ruben Darío Machado y la conducción técnica de Carlos Wallace.
Se planificó, se trabajó y se fue sorteando etapas hasta llegar a las semifinales que jugamos en aquella recordada noche de lluvia en el Dickinson que, por penales, accedimos a la final.
Pero unos días antes, hubo un problema interno que terminó con el alejamiento del técnico que no se sintió respaldado por los dirigentes y el grupo quedó en manos de quienes actuaban como ayudantes y no estaban en condiciones de asumir el cargo.
Perdimos la final ante Colonia pero fue el último buen momento de nuestra selección.
Desde allí, lo mismo de siempre, poco tiempo para preparar al equipo, designación de técnicos que se realizan cuando el campeonato ya ha terminado y entre gallos y medianoche, sin comunicación oficial, sin asunción, en definitiva, sin tiempo.
Hay premisas que no se pueden soslayar y que encierran un pensamiento que sirve para cada una de las actividades que todo hombre intenta emprender.
Cuando hay una buena preparación, hay un porcentaje muy elevado de obtener buenos resultados aunque se puede fallar, pero cuando no hay una buena preparación, hay un porcentaje elevado de fallar, pero se pueden obtener buenos resultados.
Por el bien del fútbol riverense es necesario aferrarnos a la última parte de la premisa.
La designación realizada por el técnico no tiene otra lectura que la de tener un equipo base prácticamente armado, la de promocionar a valores jóvenes, y en ese estamos de acuerdo, pero para ello era necesario un trabajo previo con mucho entrenamiento y concientización de un proyecto que en este caso, no existe.
Pero como somos incondicionales de la celeste, vamos por una hazaña y de los jugadores y el cuerpo técnico depende, a ellos nos entregamos.