Sin jugar bien la celeste trajo un empate valioso desde Canelones

La celeste no pudo repetir las buenas actuaciones que habían precedido a este encuentro, pero, aun así, pudo lograr un valioso punto y sin goles en contra, lo que es un resultado altamente positivo, pensando en la posibilidad de definir a nuestro favor, el próximo fin de semana, en el Estadio Municipal “Atilio Paiva Olivera”.
Rivera tuvo algunos inconvenientes en la llegada al encuentro debido a que, poco después de la partida desde nuestra ciudad, cuando se había previsto todo con el debido tiempo y se iba a descansar en Paso Severino, una concentración soñada para el descanso de los guerreros celestes, el ómnibus debió permanecer parado en la carretera.
Sin embargo, todo comenzó a complicarse porque los minutos y las horas pasaban y seguían parados al costado del camino, aguardando que la policía autorizara la continuidad del viaje.
En definitiva, estaba previsto llegar con mucho tiempo, cenar y descansar temprano y con horas de sueño necesarias para una formal recuperación del viaje, sin embargo, a la hora que se había previsto llegar a destino, aún estaban a poco más de cincuenta kilómetros de la partida desde nuestra ciudad.
A Paso Severino se llegó caso las dos de la madrugada a cocinar, luego cenar y recién después a descansar.
Todo ello no es determinante ni del resultado ni de la actuación, pero, sin duda alguna, influye, se quita del pensamiento, de la motivación principal, al objetivo que se perseguía.
Después hubo normalidad. Se llegó al “Eduardo Martínez Monegal” con tiempo suficiente y los jugadores tuvieron mucho tiempo para ir a la tribuna y mirar el encuentro preliminar, donde Río Negro derrotaba a Canelones por dos goles a cero.
Luego el entrenamiento previo, sin la presencia de Darwin Silva, quien -engripado- no pudo viajar y es un valor fundamental para la motivación final.
Luego el partido, y en los primeros minutos la celeste impresionó muy bien y hasta anduvo muy cerca de poder lograr el tanto de apertura, cuando se pudo ver a los defensores locales muy nerviosos, incluso su propio golero que se dedicó mucho más a conversar con el árbitro, que llegó a amonestar a un defensa, que al partido mismo.
Recién a los quince minutos comenzó a jugar el conjunto azulgrana. Ajustó marcas y comenzó a maniatar a nuestro medio campo. Dos jugadores locales fueron vistos, en muchas oportunidades, en la marca personal a Fabricio Ferreira y a Kevin Zabaleta, tratando por todos los medios, utilizando la fuerza física, que no hubiera creación y que Braian García y Natanael Tabárez quedaran huérfanos de jugadas para definir.

Recién a partir de allí el conjunto local comenzó a aparecer en zona ofensiva y comenzaron a aparecer algunas posibilidades, aunque la defensa celeste estuvo muy firme y con un Lorenzo Bidart que siempre transmite seguridad y tranquilidad.
Casi al final del primer tiempo Rivera volvió a tener la pelota y ahí volvieron a surgir algunas chances, pero siempre lejos de la posibilidad de un gol. Cero a cero fue el resultado final de la primera parte y era lógico y justo de acuerdo a lo que se había visto.
No hubo cambios para el comienzo del complemento, aunque los locales ya habían realizado una sustitución por lesión y uno de los punteros dejó lugar a su suplente. Y no hubo cambios en lo futbolístico. Concretamente, Canelones tenía la pelota, atacaba, pero chocaba contra una verdadera muralla defensiva de los nuestros.
Rivera hizo tres cambios juntos y el ingreso de Dalton Bueno y Roberto Quinteros llevó al equipo más adelante; savia nueva, jugadores más rápidos, porque quienes estaban en función ofensiva se habían desgastado en el choque directo contra la zaga rival.
Quinteros ganó un par de jugadas yéndose a línea de fondo, y Dalton ganaba en el medio, pero las oportunidades seguían sin aparecer.
Otros dos cambios y ya se pensaba mucho más en mantener el resultado de división de honores que arriesgar demasiado en zona ofensiva. Bruno Cuello entró para auxiliar a los defensas y Samuel Carreras para aprovechar su velocidad y tratar de contragolpear con chances. Alguna jugada tuvo, pero los minutos pasaban y el final se acercaba.
En medio de ello los locales siguieron buscando el objetivo trazado por el técnico, pero, en ningún momento, nuestra defensa claudicó, no tuvo errores y desde el fondo llegaba la seguridad que no iban a ser vencidos. Hubo sí una última jugada donde varios han sido los que reclaman penal a favor de la celeste.
Roberto Quinteros, volcado a la izquierda, ingresa al área y desde pocos metros nos dio la impresión que, desde atrás, el defensa ya superado, le había quitado el balón, aunque después muchos de los que acompañaban el partido por la transmisión televisiva y luego de varias repeticiones, nos hacían saber que había sido un claro penal.
El árbitro, mucho más cerca que nosotros, consideró lo mismo, que el quite había sido limpio y sin infracción, por lo que decidió la continuidad de la jugada y pocos minutos después se terminaba el partido.
Un partido que se podría resumir en pocas oraciones porque el local tuvo la pelota y chocó contra nuestra defensa. Rivera no tuvo un gran partido, pero le alcanzó para mantener muy firme nuestra defensa. Al medio le faltó creación y por imperio de una buena táctica utilizado por Canelones, anulando toda nuestra salida y el ataque que quedó, en gran parte del partido, desamparado y lejos de tener la pelota para ofender.
Se viene la revancha decisiva, y será el sábado en nuestro estadio, donde seguramente vamos a tener las mismas dificultades, pero con el agregado especial que desde la tribuna puede llegar el aliento para que los guerreros celestes recuperen la memoria y vuelva a ser el equipo que vimos ante Río Negro y Tacuarembó.

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