Setenta kilómetros por día es la cuota de un olimareño que recorre Sudamérica

Nació en Treinta y Tres, vivió en Montevideo, en España y ahora se vino definitivamente a radicarse a El Pinar, pero, en realidad, muchísimos años de su vida lo ha pasado encima de una bicicleta.
Desde la primera travesía, a pedido de un amigo, que se fue a Chile, cruzando la Cordillera de Los Andes hasta este momento que anda por el norte brasileño y con destino fijo en Salvador de Bahía.
Pero Hugo Dionisio Ribero Padula tiene mil anécdotas, paisajes que no olvidará, países y pueblos que siempre lo han tratado bien y de las otras, hasta que un día le robaron la bicicleta y toda la documentación, inclusive el dinero que tenía.
Es albañil y cada tanto para sus actividades en la carretera para dedicarse a la construcción y de allí saca los recursos que necesita para seguir andando.
Treinta kilómetros de subida permanente tuvo un día a recorrer hasta que vio una ciudad a unos veinte kilómetros abajo y la bajada fue tan difícil como la ida.
Frío, calor, nieve, escarcha y lluvia, todo sobre su espalda y la de un grupo de deportistas que están en un grupo que tiene algunas premisas que son incuestionables, como por ejemplo la de recibir en su ciudad a quienes están en estas condiciones.
Es por eso que Hugo tiene amigos por doquier y con ellos planifica las actividades pero siempre teniendo en cuenta que todo es posible cambiar porque incluso hoy, cuando su destino es Salvador de Bahía, es posible que antes pase a Argentina y se vayan hasta Cataratas del Iguazú, de allí a Paraguay y luego a territorio brasileño.
En ese camino cruzó por nuestra ciudad luego que se había ido al litoral pero luego tomó por Durazno, Paso de los Toros, Curtina y Tacuarembó.
Había pensado que el trayecto que nos separa del vecino departamento lo iba a hacer en dos etapas, la primera hasta el cruce con Ruta 30 y luego a Rivera, pero se encontró con un ciclista que lo vio y lo invitó a recorrer juntos el camino.
Pero el compañero venia en una bici de carrera y no era lo mismo, le pidió que se adelantara y luego otro que fue a buscarlo para recorrer los últimos kilómetros juntos.
En la carretera siempre hay amigos que se unen a estos aventureros que salen a recorrer caminos. Más información en la edición impresa.

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