Lo mejor del automovilismo nacional se traslada a nuestra frontera este fin de semana. En realidad ya está instalada en el medio la expectativa de una gran prueba que tiene todos los condimentos de algo realmente inédito.
Lugo de muchísimos años el autódromo Eduardo Prudencio Cabrera abre sus puertas para recibir a los mejores del automovilismo nacional que vendrán a luchar por puntos válidos por el Campeonato Nacional de las fórmulas del Automóvil Club del Uruguay con su Asociación Uruguaya de Volantes.
No fue una tarea sencilla y felizmente todos los pasos se sortearon con la finalidad de llegar a esta realidad que comenzamos a vivir en estas horas.
Superescarabajos, Superturismo y Mercedes Benz estarán disputando palmo a palmo cada una de las vueltas al renovado circuito.
Junto a ellos la no menos importante Súper Chevette de la Asociación de Volantes de Tacuarembó donde brillas varios riverenses y santanenses, también por puntos válidos por el certamen de la categoría.
Si todo ello fuera poco se han agregado los clásicos brasileños con una fórmula que si bien es cierto es novedosa para el medio, sirve para comenzar a promocionar nuestro Autódromo en el Río Grande del Sur.
Rivera ya vive la prueba, está instalado en el ambiente el ruido de los motores, la pericia de los pilotos y la lucha por ser el mejor.
Entre ellos está Fabricio Larratea, un riverense que ha sido un referente del deporte local en estos últimos años y que ahora tiene la posibilidad no solo de correr en el mismo circuito que en cierta oportunidad lo hizo su padre, sino que tiene posibilidades de ofrecerle un triunfo a todo el pueblo riverense que seguramente lo estará acompañando.
Un sueño hecho realidad y para el que trabajaron muchas personas, que contó con el apoyo económico de la Intendencia que hizo una fuerte apuesta al futuro del automovilismo, con el entusiasmo que pusieron en la tarea el propio Intendente, el Secretario General, el Director de Promoción y Desarrollo y Jorge Romero a quien llamaron para colaborar en esta empresa.
No falta absolutamente nada para vivir jornadas que serán inolvidables como la del pasado 23 de enero de 1955. Más información en la edición impresa.