Nuevamente resignados a quedar afuera de la posibilidad de alcanzar algo inédito

Debemos entender que la posibilidad de llegar al título era algo que parecía inalcanzable en el momento de comenzar a jugar un nuevo Campeonato Nacional.
Ni siquiera la actuación del año pasado nos permitía alentar esa esperanza. En la temporada anterior tuvimos todas las posibilidades de haber llegado.
Se hizo un trabajo a consciencia, organizado, planificado, y con muchos aspectos altamente positivos, sin embargo no se terminó bien.
Uno de los aspectos más importantes de un trabajo es la evaluación, la que nos permite encarar otra actividad sin cometer los mismos errores.
Lo del año pasado, a pesar que se nos privó la posibilidad de estar en las finales del certamen, tuvo ese aspecto negativo.
Hubo algunos errores que no se tomaron en cuenta para la secuencia del trabajo y hoy advertimos esa situación.
Dicen que las comparaciones son odiosas, sin embargo no hay otra opción porque ya desde el comienzo, y a pesar del entusiasmo y las ganas que se volcaron al servicio de esta actividad, debemos convenir que se trataba, al decir de Gabriel García Márquez, la “crónica de una muerte anunciada”.
Baja el telón, una selección que aún está en actividad porque tiene un partido este fin de semana, y que ya no tiene posibilidad alguna de pasar de esta primera fase.
Una selección que aún no ha ganado, que ha logrado un solo gol, y de penal, y que nos deja el sabor amargo de pensar que a veces es mejor no participar, algo que claramente es contrario a nuestro pensamiento de siempre y que tiene que ver con la deportividad.
Sin embargo nuestra camiseta es muy grande, tiene historia, tiene un centenario de vida como para hipotecarla sin posibilidad alguna de mejores oportunidades.
Queda atrás una nueva chance, nuevamente somos eliminados de una competencia nacional y una generación que no puede acostumbrarse a perder porque se trata, en definitiva, del futuro inmediato del fútbol celeste.

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