En la mañana del domingo y luego que próximo a las nueve comenzara a llover nuevamente, la dirigencia del fútbol resolvió suspender la actividad prevista para la tarde.
Las dudas ya habían comenzado el sábado cuando el mal estado del tiempo fue el motivo de suspensión de toda la actividad de veteranos y del fútbol infantil que precisamente comenzaba ese día.
A partir de allí y teniendo en cuenta el mal estado de los campos de juego, especialmente Oriental y Peñarol donde se debería jugar por la cuarta fecha del campeonato sub 18, ya se presumía el final.
Ayer, en las primeras horas de la mañana comenzaron las consultas y pocos minutos después de las nueve y media, el Presidente de la Liga adoptaba la resolución de suspender atendiendo a las potestades que le otorga el reglamento.
Luego, como suele suceder, comenzaron algunas dudas al respecto y que tienen que ver con la vieja costumbre del fútbol local.
Por un lado los que sostienen que está bien la suspensión porque priorizan la salud del joven, que por otra parte es estudiante y que este lunes debe reintegrarse íntegramente a la actividad estudiantil y un partido jugado en las condiciones de ayer, no se lo asegura, y por otro quienes sostienen que en nuestro fútbol siempre se suspenden los partidos priorizando los escenarios deportivos de quienes lo ceden.
Con respecto a lo primero no hay duda alguna, lo primero es la salud del joven y, en realidad, ayer no había condiciones para que un chico ingresara a una cancha mojada y embarrada con short y camiseta de manga corta a jugar un partido de fútbol.
Sobre lo segundo, lo importante es establecer que quienes afirman que se cuida demasiado las canchas de quienes ponen a disposición sus escenarios, seguramente no tienen el suyo a merced de la Liga porque todos saben el alto valor económico que tiene tratar de recuperar una cancha cuando se juega en las condiciones que estaba ayer.
