La real y verdadera historia de lo que ha pasado en el fútbol riverense

Cuando debimos pagar muy caro un inconveniente nimio, trivial, y hasta si se quiere estúpido, les vamos a contar todos los detalles de los hechos que finalizaron con un fin de semana sin fútbol.
Todo comenzó en una jornada de muchísimo calor y estábamos en la cancha de Peñarol.
Al finalizar el primer tiempo de un partido la terna arbitral se dirige al vestuario y, en el camino, una conservadora con varias botellas chicas de agua bien helada.
Alguien le ofrece a uno de los integrantes de la terna una de ellas para saciar la sed ante el calor insoportable, en momentos que un funcionario de los aurinegros advierte el hecho y señala que el agua que está allí es solamente para los jugadores.
Allí se genera todo. Un hecho que debió pasar inadvertido porque, en primera instancia y elemental, el árbitro no debió haber aceptado el líquido elemento y en todo caso debió haberlo provisto él mismo u otro integrante de la terna (elemental en la función arbitral evitando todo tipo de contacto con funcionarios de una de las instituciones participantes de un partido de fútbol).
Es cierto, además, que tampoco se debió haber negado una botella de agua, pero el hecho se generó y a partir de allí hubo un diálogo totalmente fuera del lugar.
Lo concreto es que el hecho fue denunciado por el árbitro en el Acta del partido, lo que no debió haber sido así porque no se trata de un hecho relativo al encuentro.
Incluso hubo una nota ampliatoria que cuenta con el apoyo de quienes integraron la terna junto al árbitro de referencia.
Lo concreto es que, sin querer y por equivocación, a la semana siguiente, el Colegio designa al mismo árbitro en un partido en el Parque “Pedro Maciel” (no en un partido de Peñarol) y actúa sin que existiera ningún tipo de inconveniente.
A la fecha siguiente, un nuevo error del órgano que rige la actividad referil y, ahora sí, el árbitro es designado para el partido de la categoría sub-15 entre Sarandí Universitario y Peñarol.
La designación se hizo pública el viernes de la semana pasada y una vez que se advierte el hecho, el domingo por la mañana, el presidente del Colegio se dirigió hasta la cancha del verdiblanco a modificar la designación, colocando en la terna a otro árbitro y solicitándole al designado que no actúe.
Este se niega, en principio, a salir de la terna, a lo que se genera una serie de reuniones donde participa incluso el designado árbitro del partido, porque necesitaba saber quiénes serían sus compañeros de terna para planificar el partido.
Concretamente, el designado no actúa y lo hace otro compañero luego del desistimiento del primero de los nombrados por el Colegio.
Los lunes se reúnen para el análisis de los partidos y el Presidente del Colegio no fue a la reunión donde el tema debería ser tratado en el orden interno y quizás allí se hubiera podido solucionar.
El martes hay entrenamiento y el Presidente no concurrió por lo que la Asociación creyó oportuno, con tiempo, adoptar una decisión al respecto teniendo en cuenta que no se había podido tratar el tema debido a que los otros miembros del Colegio manifestaron que no se iban a hacer cargo de una situación acerca de la cual no tenían conocimiento.
Así se generó este inconveniente que finalizó con un fin de semana sin fútbol.

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