Huracán sigue firme en la tabla de posiciones del Clausura, volvió a sumar tres unidades y ello le permite seguir soñando.
Huracán es una realidad que se viene construyendo desde su excelente campaña del año anterior. Mantiene la base, con un grupo inquebrantable y un entusiasmo en la defensa de los colores que pocas veces se puede ver en el fútbol colectivo.
No hay grandes figuras y todo se basa en función de equipo, excelente golero, defensa muy buena y firme, mediocampo con claros objetivos y delanteros que tienen gol y colaboración en la tarea de concretar.
Es sencillo, fácil de entender pero muy difícil de enfrentar.
Un golazo en el comienzo del partido y luego un dominio que en ningún momento hizo peligrar la obtención de los tres puntos, ni siquiera cuando el Deportivo Colina intentó volcar la cancha al arco de David Freitas porque, en realidad, no tuvo llegada.
Y en las escasas posibilidades que lograron hacerlo el golero de Huracán mostró la seguridad que le es reconocida.
El partido transcurrió sin mayores sobresaltos para el “globito” y solamente había que esperar, con tranquilidad el pitao final.
Final que llegó con dos sorpresas y las dos a su favor, la primera, la expulsión de José Ignacio Lemes que dejaba al rival con diez en el momento preciso que más lo necesitaba para intentar al menos rescatar dos puntos.
Pero, mucho mejor que ello para Huracán, el segundo gol que llega luego que se habían perdidos otros dos en forma casi increíble.
El oportunismo de Leonardo Alvez para estar en el lugar exacto en el momento oportuno y desde muy corta distancia cabecear un balón que descansó en la red para la tranquilidad de los últimos instantes del partido y la victoria asegurada.
A LOS AURINEGROS LES COSTÓ MUCHÍSIMO
PERO GANÓ LA CALIDAD DE SUS JUGADORES
Peñarol tuvo trabajo para ganarle a Cuñapirú y el resultado nada tiene que ver con lo que sucedió en la cancha en los noventa minutos de juego.
Un gol de Sebastián Rossano en la media hora del partido y parecía que Peñarol iba a tener tranquilidad para vencer el encuentro.
El primer tiempo se terminó así pero Peñarol tenía el dominio del partido a pesar que George López impedía que el resultado fuera más amplio.
La victoria parcial era ajustada en relación al tanteador pero en la realidad se justificaba plenamente porque los tricolores militares no ofendían en la medida de lo que necesitaba para intentar cambiar la historia del partido.
Ya en el complemento y sin muchos cambios en las acciones de juego.
Vino un gol de Pitter del Pino que comenzaba a mostrar claramente quien iba a ganar el partido.
Todo parecía definido hasta que faltando algunos minutos, un tiro libre de perfecta ejecución y Miqueas Silva le devolvía la chance al tricolor militar.
Restaban algo más de diez minutos, había tiempo pero faltaban ideas y Cuñapirú ya había comenzado a sentir el cansancio a pesar de realizar algunos cambios con el ingreso de valores jóvenes.
Fue así que se abrió y comenzó a regalar espacios en su extrema defensa y Peñarol tiene jugadores muy importantes desde el punto de vista individual y ello es innegable.
Volvieron a aparecer Pitter del Pino y Sebastián Rossano para anotar dos goles más en los últimos minutos y marcar una diferencia que no tiene nada que ver con lo que sucedió en la cancha a pesar que hay que reconocer que la victoria aurinegra es plenamente justificada.