Peñarol y Sarandí Universitario jugarán el encuentro más importante de esta fase del certamen con una paridad casi total que se quiebra únicamente por el hecho que los aurinegros clasifican campeones con tan solo empatar.
La posibilidad de un triple empate con Oriental lleva a que un punto haga que Peñarol sea el campeón debido a que es quien tiene mejor saldo de goles.
Para Sarandí Universitario la responsabilidad de ganar como único resultado positivo.
Desde el punto de vista futbolístico el aurinegro aparece como un equipo más compacto, mejor integrado, con figuras importantes para nuestro fútbol.
Los verdiblancos han demostrado un espíritu de lucha envidiable, Enrique de Bellis ha superado los inconvenientes con trabajo y muchas ganas de no perder ninguna jugada dentro del partido.
Ambos vienen de perder el último encuentro y eso también empareja las cosas.
Los dos tuvieron bajas importantes en esa fecha y hoy casi todos vuelven.
Peñarol jugó ante Oriental sin dos jugadores de la línea de tres finales mientras que a Sarandí le faltaron dos delanteros y un medio.
Volverán a jugar Richard Martínez y Mario Rivero en los aurinegros, y Ricardo Acevedo y Richard Quintanilla en los verdiblancos. No podrá jugar Raúl Casadei que aún tiene otro partido de suspensión a cumplir.
Un partido que promete, mucho más que fútbol, emociones importantes en el último encuentro de la Liguilla y el titulo en juego para acceder a la final del certamen ante un Cuñapirú que espera con tranquilidad.
EL PRELIMINAR
En el primer encuentro de la noche juegan Cuñapirú y Lavalleja.
Un partido sin trascendencia pero con la importancia de la movilización del plantel por parte de los tricolores militares.
Fredy Fontes tendrá que definir entre un exigente encuentro de entrenamiento para la final del certamen o abandonar esta idea teniendo la mira puesta en el reglamento de disputa del torneo.
Es allí donde tendrá que apuntar, saber que debe llegar a la final con todo su potencial y evitar el riesgo de no poder contar con alguno de sus titulares motivados por la acumulación de tarjetas amarillas.
Ante esta dualidad de criterios casi seguramente optará por la última y todo aquel jugador que tenga una tarjeta amarilla mirará el partido desde la tribuna o desde el banco de suplentes.
Para Lavalleja significa únicamente la posibilidad de ganar y demostrar que pudo haber estado en una mejor posición.