Hubo experiencia en el planteamiento táctico de Cuñapirú en los primeros cuarenta y cinco minutos.
Frontera intentó dominar las acciones desde el comienzo mismo del partido pero la tranquilidad de los años de fútbol de los defensas del tricolor militar fueron absorbiendo cada uno de los intentos del rojo.
Aún así Frontera tuvo presencia ofensiva, por lo menos en los primeros quince minutos.
Cuando Cuñapirú advirtió esa situación comenzó a soltarse en el medio y a partir de allí dominó el partido.
Tanto que los huecos en el fondo de la defensa roja comenzaron a aparecer y una brillante jugada ofensiva de los tricolores militares terminó en los pies de Julio César Conceição que tocó por encima de Michael Silva para anotar el tanto de apertura pocos segundos antes de los treinta minutos.
A partir de allí cambió el partido, se tornó emocionante porque se abandonó el buen fútbol y pasó a dominar el corazón y las ganas de no entregarse bajo ningún concepto.
Pero Frontera quedó muy nervioso en la cancha mientras que el rival, precisamente lo contrario, tranquilo y conocer de sus condiciones.
Lo mejor que le pasó al rojo fue la finalización de los primeros cuarenta y cinco minutos y el vestuario para la tranquilidad que no mostraban en la cancha.
Los rojos sabían que era la posibilidad que buscaba y se largó al ataque intentando empatar con el tiempo suficiente como para que el triunfo fuera posible.
Y lo logró, sin mucha claridad pero mandando la pelota al fondo de la red cuando aún no se llevaba disputado el primer cuarto de hora del complemento.
Había tiempo suficiente pero el tricolor militar comenzó a cerrar los caminos y quitó de la cancha a los jugadores extenuados para colocar a otros de experiencia que le dieron la tranquilidad que necesitaban.
No hubo más goles y el empate no hace otra cosa que complicar la situación de los rojos de Cuaró y salvar a Cuñapirú que necesitaba, precisamente un punto para quedarse en Primera División, y lo lograron, con mucho sacrificio pero con justicia.
