– Pasan las horas y nos parece haber vivido un sueño.
– Lavalleja no solo ganaba por la diferencia necesaria para clasificar sino que ya, en el primer tiempo, había logrado un gol más de lo esperado por todos.
– Pero además de los goles, el decano jugaba muy bien.
– Hacía mucho tiempo que no veíamos a un equipo jugar la pelota sin menospreciarla, sin perderla, sin mal tratarla y con una clara objetividad y acierto.
– En la primera parte fueron tres goles pero la realidad en la cancha era superior a ello.
– Es más, incluso al comienzo del segundo tiempo todo siguió igual y Lavalleja tuvo varias posibilidades para anotar más goles.
– Se erró solamente en la definición y en varias oportunidades, con posibilidades mucho más claras que las que se habían logrado los goles.
– Estoy convencido que si esa pelota en el tiro libre de Carlos Paz Benítez no hubiera entrado, si el “Santo” hubiera logrado su objetivo.
– Pero es lo que menos importa, lo que realmente interesa es que Lavalleja se cayó, fue como un balde de agua fría y a partir de allí no salió nada.
– Por el contrario San Eugenio revivió, fue otro equipo y comenzó a atacar con el convencimiento que el gol era lo único que le importaba en el partido.
– Dos minutos más tarde los visitantes conquistaban el gol que significaba la clasificación.
– Por si fuera poco, antes del final, llegó el empate.
– Nadie podía creerlo, de un bello sueño que ya nos hacía en salto jugando ante el campeón del interior, nos venimos a una pesadilla, una terrible pesadilla de la que, aún hoy, no logramos despertar.
– Ya no sirve buscar responsables, responsabilidades, errores, justificaciones, hoy lo que vale es la realidad, una triste realidad que nos demuestra, una vez más, que no salimos de esta zona en el Campeonato de Clubes campeones, y esa historia se repite a lo largo de los últimos años.
– Artigas, que hasta este año nunca había logrado un título de selecciones en el interior, nos gana en todas las categorías, desde el fútbol infantil hasta veteranos.
