El cubano Aguelmis Rojas correría con la casaquilla de la Federación Riverense

A los dos atletas cubanos que decidieron no volver a su país, les surgió una oferta laboral: la Federación Atlética Riverense quiere que compitan vistiendo sus colores.
La oferta fue realizada por el presidente de la Federación Atlética Riverense, Joselo Andrade, quien a través del diputado blanco Jaime Trobo -presidente de la Comisión de Asuntos Internacionales de la Cámara de Representantes- les hizo saber que quiere que corran por la camiseta de Rivera.
Ambos atletas -el fondista Aguelmis Rojas de 30 años y su entrenador Rafael Díaz de 45- se encuentran por el momento en Maldonado -en un complejo próximo a Punta Ballena-, cobijados por otro cubano, Roberto López, radicado en Uruguay desde hace ocho años y que trabaja en el spa y gimnasio del Hotel Conrad de Punta del Este.
López, agregó que el diputado Trobo se está encargando de los trámites necesarios para que los dos cubanos, que tienen pasaporte válido por 90 días, puedan llevar una vida normal hasta que su situación se aclare.
Los atletas cubanos confirmaron a la prensa sus deseos de desertar.
“Queremos quedarnos en el Uruguay”, afirmaron Aguelmis Rojas, y Rafael Díaz.
Los deportistas participaron de un programa de cooperación y debían retornar el martes último a la Isla. Pero decidieron abandonar la delegación.
Los dos atletas cubanos que desertaron de una delegación oficial y decidieron quedarse en Uruguay confirmaron su intención por primera vez personalmente a la prensa.
“Todavía no me siento seguro, no sé qué nos puede pasar. A veces pienso que me pueden venir a buscar”, contó Rojas.
“Sólo queremos quedarnos a trabajar para apoyar el deporte de este país”, agregó Díaz.
Los cubanos esperan poder regularizar su situación legal los próximos días de modo de obtener la residencia en el país mientras sigue adelante el ofrecimiento del Presidente de la Federación Atlética Riverense.
A la hora de explicar las razones de la deserción, ambos atletas, con esposas e hijos en su país, mencionaron las precarias condiciones en que desarrollaban su vida.
“Se paga un precio muy caro. Faltan los alimentos adecuados, falta trabajo.
La mayoría de los entrenadores cobra 20 ó 30 dólares por mes y viven en lugares muy precarios. Por las calles se ven atletas vendiendo caramelos para sobrevivir”, aseguró Díaz, uno de los entrenadores más calificados de su país.
La embajada cubana en Uruguay no se refirió por el momento a la situación de los dos atletas.

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