Fue un fin de semana diferente, no hubo fútbol de Primera División el domingo y toda la atención se volcó al Autódromo “Eduardo P. Cabrera”.
Pero quedaba una alternativa para el amante del fútbol y era, la final del Campeonato Juvenil de la sub-18.
Sin duda alguna, una categoría muy próxima al fútbol mayor y jugado por jóvenes que, en su gran mayoría vienen siendo tenidos en cuenta por los técnicos de sus equipos superiores.
En la cancha los dos mejores equipos. Sin lugar a dudas, Peñarol y Oriental habían hecho méritos más que suficientes como para merecer la distinción de una final.
Una verdadera fiesta deportiva, especialmente adentro de la cancha donde los jóvenes entendieron perfectamente el objetivo del deporte.
Absolutamente nada fuera del lugar, con un arbitraje que no dejó dudas en cuanto a la obtención del título y con un equipo, como Peñarol que sacó a relucir la importancia de algunos valores individuales que llevaron al equipo al triunfo.
En los primeros quince minutos, los aurinegros ya habían logrado una diferencia muy importante, ganaban dos a cero y a pesar del esfuerzo, del acercamiento en el tanteador, por parte de los azules, en el complemento llegó la definición.
Un final sin inconveniente alguno, con la hidalguía de los aurinegros que antes de festejar en “su propia casa” se encargó de levantar al caído y saludarlos como debe ser un final de un partido de fútbol.
Pero también el azul, que reconoció el triunfo del rival, que aceptó el saludo del aurinegro, que se quedó en la cancha para recibir la copa del vicecampeonato y que luego se alejó, con total normalidad, para permitir que el festejo aurinegro fuera completo.
A unos diez kilómetros de allí, ya se vivía la fiesta del motor, primero los Súper Chevette, con varios pilotos riverenses en la pista, con miles, y miles de aficionados apostados al costado del remozado circuito.
Los 3.080 metros y cada una de las nueve curvas, recibían a los mejores pilotos del país, a quienes luchan por el título en cada una de las categorías y en medio de ellos, Fabricio Larratea que, en Superturismo estaba algunos puntos abajo en la clasificación general.
Ya había descontado algunas unidades, la semana pasada, en las pruebas de las Series pero restaba la gran competencia.
Luego que el propio Intendente Departamental realizara el acto oficial de la reinauguración de la pista, Fabricio salía a la pista y a poco ya comenzaba a afirmarse como el mejor.
Tomó la delantera y no la largó hasta el final, hasta el gran festejo, hasta el apretado abrazo de todos los riverenses que veían como el piloto local se subía a su coche para agradecer a todos los aficionados o recorría el circuito con una bandera riverense en sus manos. Una fiesta total de un domingo diferente.
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