Cuñapirú festejó sus 58 años con el título logrado por los jóvenes sub-18

El partido se jugó la noche del 11 de octubre, a escasas horas del aniversario del tricolor militar, un momento propicio para el festejo.
Pero consideremos que también el rival estaba a varios días de un nuevo aniversario.
Uno de ellos iba a tener el placer del triunfo en el mes aniversario.
Y fue para Cuñapirú lo que en definitiva marca la justicia para un equipo que fue mejor a lo largo de todo el campeonato.
Hay que convenir que fue la campaña más pareja porque si bien es cierto la final se disputó entre quienes habían realizado los mejores méritos, fue el campeón el que mantuvo regularidad porque aún perdiendo los partidos de la Liguilla, se prepararon para la instancia para la cual ya estaban confirmados.
Fue un gran partido, una final con todo lo que se pretende de una instancia de este tipo.
Mucha gente en la tribuna, sin duda alguna la mejor concurrencia del certamen, y en la cancha una entrega total tanto del campeón como de su rival.
Goles, emociones y el grito de ¡campeón! que resonó fuerte en una de las puntas de Rivera Chico pero que se soltó recién en los instantes finales cuando el tricolor marcó el cuarto gol que abría dos de diferencia a escasos segundos del final del encuentro.
Salvo alguna situación que no se justifica pero que se entiende, de algunos jugadores de Sarandí que fueron a reclamarle al árbitro, todo lo demás, de la mejor manera, como se pretende que se jueguen los partidos de juveniles.
Con el ganador festejando y con los perdedores, a pesar de la desazón y de haber fallado en el intento, saludando a los rivales.
El abrazo de Sergio Vargas saludando a Alex Freitas como un justo campeón lo sintetiza todo.
A los 58 años y luego de muchos años de ausencia del tricolor en las finales de campeonatos juveniles Cuñapirú fue quien festejó, festejo que se trasladó hasta las primeras horas del día aniversario. Más información en la edición impresa.

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